Café doble
Abril 1, 2022 - 3 min

Dosis de realidad

El Banco Central demostró no ser rehén del mercado

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El IPoM de marzo no decepcionó. Después de una serie de datos inflacionarios altos, incrementos significativos de TPM y cambios relevantes en el escenario macro externo, las proyecciones del Consejo eran esperadas con ansias por el mercado, el que ya llevaba varias semanas ajustando sus expectativas. Sobre esto ya escribíamos la semana pasada, cuando señalamos las estrategias más probables que podría seguir el ente emisor y nuestra propia opción al respecto. Humildemente, justamente lo que ocurrió.

Sin embargo, todo partió un día antes, en la Reunión de Política Monetaria, ocasión en la que el Banco Central aumentó la TPM 150 puntos base, hasta 7,00%, en línea con nuestra expectativa, pero bajo lo que esperaba el mercado (200 pb). Además, en el comunicado señalaba que futuros aumentos de la tasa serían menores a lo realizado los últimos trimestres, lo que ofrecía información relevante sobre lo que vendría al otro día.

En este sentido, el IPoM vino a confirmar todo aquello, con una mirada que quizás podría leerse como menos inflacionaria que el mercado y, por consiguiente, que requeriría menos ajustes de política monetaria. Sin embargo, respecto al escenario anterior, el informe incluía más inflación y más alzas de TPM, sólo que no tantas como el mercado venía incorporando en los precios, lo que a nuestro juicio se había ido de las manos. Una inflación interanual que superaba el 12% a mediados de año, que cerraba casi en 9% en 2022 y que incluía alzas de tasa rectora sobre el 10%, nos parecía excesivo. Así, el escenario base publicado por el Central proyecta una inflación que rozaría el 10% a mediados de año, pero que se desaceleraría hasta 5,6% en diciembre, lo que requeriría leves ajustes adicionales de TPM, con un máximo que podría llegar a 8,5%.

El encuadre macro publicado aún incorpora altos registros inflacionarios para los próximos meses, especialmente en el contexto actual con precios de alimentos y commodities al alza, pero con una ralentización importante hacia el segundo semestre. Parte de esto, recaería en la fuerte desaceleración económica que experimentaría el país en la segunda parte del año, influida por el menor aporte de la demanda interna, a lo que se sumaría un impulso externo menor. Las cifras publicadas esta mañana no vinieron sino a respaldar aquello, con un Imacec de febrero que creció “solo” 6,8% respecto al mismo mes del año pasado (se esperaba entre 8%-9%), pero además evidenciando una fuerte contracción respecto a enero, con todos los sectores cayendo en el margen, incluyendo los servicios. Una inflación que ya no se alimentaria del fuerte impulso que evidenció la demanda el año pasado, ya no requería ajustes agresivos de política monetaria.

De todas maneras, sabemos que los últimos incrementos de tasa no sólo han sido explicados por causas estructurales, sino también han perseguido alinear las expectativas inflacionarias, las que se han desanclado en diferentes plazos. Información cualitativa compartida por el Instituto Emisor sugiere que por lo menos 50 pb del último incremento sólo fueron motivados por esta razón, lo que según nuestras estimaciones podría ser más. Esta situación podría ir en contra de lo expresado en el comunicado de RPM, ya que un par de alzas más quizás no alcance para anclar las expectativas. Sin embargo, y probablemente en unas de las declaraciones más importantes que nos dejó este informe, se mencionó que la tasa no puede subir indiscriminadamente hasta que las expectativas vuelvan a los niveles deseados, evidenciando que el Central no puede ser rehén del mercado y olvidar los efectos reales que una tasa en niveles altamente contractivos puede tener sobre la actividad. Por eso se persigue llegar al objetivo de 3% en un plazo de dos años, para evitar ajustes bruscos que son indeseables para la sociedad, especialmente en un contexto social y sanitario complicado como el actual.

Vamos a ver quién tenía razón, pero al parecer el mercado cedió un poco y se ha estado alineando al escenario macro del Banco. Probablemente las mayores dudas quedan con la proyección de inflación para fin de año (nosotros mismos, que ya estamos bajo el consenso, quedamos sobre el IPoM), pero aquello aún tiene tiempo para decantar, especialmente considerando los factores externos que están influyendo en ésta.

 

Nathan Pincheira | Economista Jefe de Fynsa