Café Doble
Marzo 11, 2022 - 3 min

No es lo que parece

La inflación no ha cedido y requiere todos los esfuerzos de nuestras instituciones para poder ser controlada

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“La inflación fue baja gracias a la caída de los vuelos en Alaska y los cruceros por el Caribe”, escribía un auditor mientras me entrevistaban en la radio para comentar el IPC de febrero. Si bien se entiende que es una caricatura y que no es del todo falsa, creo que es importante explicar, primero, cómo se construye el IPC y, segundo, qué tanto inciden algunos productos particulares.

El IPC consta de 303 productos y servicios que representan los hábitos de consumo de los chilenos. Entendiendo que estos hábitos son dinámicos, la canasta se renueva cada cinco años y se construye basándose en la Encuesta de Presupuestos Familiares, que elabora el Banco Central, la que luego se ajusta considerando información de las Cuentas Nacionales (ya que existe subdeclaración de algunos consumos, especialmente en bebidas alcohólicas y tabaco). Para que un producto sea considerado dentro de la canasta del IPC, debe cumplir una serie de requisitos metodológicos, siendo los dos más relevantes el que esté dentro de los gastos de los hogares de, a lo menos, cuatro de los cinco quintiles de ingreso de la población y que represente a lo menos 0,02% del presupuesto anual. Esto me parece tremendamente relevante, porque a veces queda la impresión de que la canasta representa sólo el consumo de unos pocos, o de grupos específicos, lo que evidentemente no es así. 

¿Es la canasta del IPC mi canasta de consumo? ¿O la suya? Probablemente no, lo que no tiene nada de malo, porque no es menester de este estadístico mostrar si aumentó o no mi o su gasto mensual, si no la de un chileno promedio. Algunos gastarán más en alimentos, otros más en viajes, otros más en combustible, etc., lo que no significa que el dato sea “mentiroso”. Es más, si uno quisiera, está toda la información disponible para poder construir un IPC propio, cambiando los ponderadores por algunos que se parezcan más a su presupuesto. De hecho, esto se realiza para construir otros índices subyacentes o, como ha sido nuestro caso, para elaborar mediciones sobre lo que ocurre con la canasta básica, con bienes de alta demanda, etc.

Así, hecha esta aclaración, pasamos a la cifra de la discordia. El IPC de febrero aumentó 0,3% respecto a enero, lo que se encontró por debajo de las expectativas, que se empinaban hasta 0,8%. Sin embargo, esta cifra no viene a romper la tendencia inflacionaria de los últimos meses, como se ha comentado. No es necesario escarbar mucho para dar con las razones: la suma de las incidencias negativas de paquete turístico (-0,364 pp) y pasaje aéreo (-0,181 pp) explican más de -0,5 pp en el resultado final. Es decir, en un cálculo muy rústico (y bajo ningún modo un contrafactual), sin estas variaciones el índice total habría aumentado 0,7% m/m. De hecho, cuando observamos el IPC sin volátiles, nos damos cuenta de que justamente aumentó en 0,7% m/m, con lo que llegó a 6,5% respecto al mismo periodo del año anterior. Adicionalmente, un indicador que nos ha servido bastante para ejemplificar estas presiones inflacionarias es el índice de difusión, que en esta oportunidad llegó a 64%. Tal como el mes anterior, es el mayor para cualquier febrero desde 2009.

Si al cóctel anterior le sumamos los incrementos de precios de commodities que ha traído, en parte, la invasión de Rusia a Ucrania, las cosas no mejoran sustancialmente. De hecho, sólo por el aumento del precio del petróleo (hasta US$120 dólares) hemos incrementado en 0,8 pp nuestra proyección de inflación a diciembre (hasta 7,0% a/a), a lo que se podrían sumar nuevos ajustes tanto por esto como por precios de alimentos. Para marzo, proyectamos un aumento de 1,0% m/m, principalmente por las incidencias de Educación y Alimentos

Por lo tanto, a pesar de que la cifra pudiese parecer baja, no es lo que parece. Tal como hemos dicho en variadas oportunidades, es necesario realizar análisis más profundos a la hora de sacar conclusiones tan importantes como las que se pretendieron sacar. La inflación no ha cedido y requiere todos los esfuerzos de nuestras instituciones para poder ser controlada, labor que no sólo recae en el Banco Central, sino también en el recién asumido ejecutivo. 

 

Nathan Pincheira 

Economista Jefe de Fynsa