Opinión
Septiembre 30, 2022 - 2 min

Llegó el momento del TPP11

Animados con un sesgo ideológico anti tratados de libre comercio, los opositores han tratado de instalar mitos que uno a uno se han ido derribando.

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El TPP11 enfrenta el escenario político más favorable para su aprobación en los últimos años. El resultado del plebiscito, la necesidad de reactivar la economía y una opinión pública menos permeable a los mitos y fake news en torno al Acuerdo ponen al TPP en un su mejor momento para la ratificación.

El Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP o TPP11) es el acuerdo más moderno y profundo de la zona del Asia-Pacífico, centro de gravedad de la economía mundial y donde Chile ha duplicado sus exportaciones en 30 años. El Tratado no sólo se refiere a aspectos arancelarios, sino también a un conjunto de temas regulatorios que recogen las nuevas realidades de la economía mundial: servicios, mercado digital, cadenas globales de valor, y mayores estándares medioambientales y laborales.

Las ventajas del TPP11 son claras. A nivel comercial, mejora el acceso de cerca de 3 mil productos que antes no gozaban de preferencias arancelarias – como agrícolas, lácteos o productos del mar – especialmente en mercados como Japón, Canadá y Vietnam.

Segundo, establece reglas comunes para un mercado de cerca de 500 millones de personas que representan el 13% del PIB mundial. Tercero, incorpora reglas modernas que no están contenidas en acuerdos bilaterales de Chile con los países TPP, como con Japón y Vietnam, firmados hace más de una década.

En todo caso, las oportunidades también son geopolíticas ¿Quiere el país estar en la mesa donde se están definiendo las reglas futuras de la zona económica más dinámica a nivel global? No es casualidad que esto lo han entendido los 8 países que ya han ratificado el Acuerdo (sólo resta Malasia, Brunei y Chile), sino también muchos otros que quieren sumarse, como el Reino Unido, Corea, Uruguay y el mismo China. Además, para Chile permite diversificar su inserción económica global, muy dependiente de los mercados chino y americano que concentran la mitad de nuestro comercio internacional. Justamente, el TPP no incluye hoy a las dos potencias.

Animados con un sesgo ideológico anti tratados de libre comercio, los opositores han tratado de instalar mitos que uno a uno se han ido derribando. El último de ellos es que el TPP11 afectaría la soberanía de Chile, lo cual no es efectivo. El Acuerdo no compromete la soberanía chilena, sino que genera las obligaciones para el Estado propias de todo acuerdo internacional que genera compromisos y derechos recíprocos. Además, el mecanismo para resolver las disputas de inversionistas-Estado son las mismas instancias de arbitrajes internacionales de otros acuerdos suscritos por Chile. Finalmente, el propio TPP11 señala explícitamente que el Estado puede establecer sus propias regulaciones y políticas públicas, como lo hizo Nueva Zelanda con su reforma a la inversión extranjera, Japón con sus medicaciones a la ley de medicamentos o México con su reforma laboral. En ningún caso el Acuerdo fue un obstáculo.

A diferencia del pasado, una mayoría de la clase política, un sector del Gobierno y, lo más relevante, la opinión pública, están más conscientes de la necesidad de reactivar la economía chilena y menos permeables a los eslóganes ideológicos contra este acuerdo. No firmarlo sólo constituiría un capricho ideológico que le terminaría costando caro a la reputación del país.

 

Jorge Sahd K.

Director Centro de Estudios Internacionales UC