Café doble
Febrero 4, 2022 - 2 min

Un año histórico, ¿y ahora qué?

Sigue el dinamismo, pero la desaceleración ya está aquí

Comparte

El año que recién terminó marcó un récord en lo que a crecimiento se refiere, por lo menos de la forma habitual en el que lo medimos, el que habría llegado al 12%. Lo anterior, luego de que el Banco Central publicara el Imacec correspondiente a diciembre 2021, el que aumentó 10,1% a/a, convirtiéndose en el noveno mes consecutivo con avances sobre los dos dígitos. Con esta cifra, la actividad habría aumentado 13,0% a/a durante el 4T21, dato que de todas maneras deberá ser ratificado por el Instituto Emisor cuando publique las Cuentas Nacionales anuales (18 de marzo).

Sin embargo, no todo fueron buenas noticias. En primer lugar, la cifra se encontró bajo lo que esperaba el mercado (aunque casi en línea con nuestra estimación), a diferencia de las sorpresas alcistas que habíamos visto los últimos meses. En segundo lugar, respecto a noviembre, la serie disminuyó un 0,4% en términos desestacionalizados, luego de siete alzas consecutivas, lo que provocó que la velocidad de crecimiento disminuyera hasta 9,1% t/t anualizado (desde 12,8% t/t). En tercer lugar, cuando desagregamos la variación, si bien se observaron avances importantes en la mayoría de los sectores en la comparación interanual, en el margen no fueron tan buenas: el Comercio volvió a caer (-1,4% m/m SA), al igual que la producción de Bienes (-1,8% m/m SA), lo que sólo pudo ser parcialmente compensado por Servicios (1,4% m/m SA). Esto continúa configurando el escenario de desaceleración económica que venimos viendo los últimos meses, que probablemente se exacerbe cuando empecemos a conocer las cifras de 2022, al no contar con los elementos que explicaron la expansión en 2021.

Por lo tanto, ¿ahora qué? Nuestro escenario contempla un primer trimestre en que aún se evidenciará cierto dinamismo, lo que básicamente se explicará por las bases de comparación. Sin embargo, una vez agotado este efecto, las proyecciones no son tan auspiciosas. Es así como vemos bastante probable una recesión técnica a fines del tercer trimestre y, es más, variaciones negativas del Imacec hacia finales de año. Por supuesto que esto no contempla cambio de políticas, ejecución de nuevos programas y/o giros en las expectativas que suponen la instalación de una nueva administración en el país o retrocesos en la situación epidemiológica local o internacional. 

Una vez atacadas las urgencias, debemos volver a enfocarnos en lo importante. El lastre del bajo crecimiento continuará generando una sensación de malestar en la población, de no cumplimiento de promesas o, peor aún, de forzar su cumplimento mediante medidas populistas e irresponsables. Esto nos dejará en un punto peor al inicial, afectando negativamente mucho más a quienes suponía beneficiar. Nadie dice que es crecer por crecer, o que nuestra meta debe ser repetir el 12% (spoiler: no va a ocurrir), ya que es clave que sea un crecimiento integral, inclusivo, en el que todos se sientan partícipes y que no excluya grupos simplemente por revanchismo o ideologías. La pandemia ha sido terrible para todos, es verdad, pero también puede ser tomada como una oportunidad para generar saltos en productividad que no nos habíamos atrevido a hacer, pero que hubo que realizarlos debido a la urgencia (hola, teletrabajo). Esto es tarea de todos, no solo del nuevo gobierno, también de nuestra clase empresarial y de nosotros, me incluyo, los ciudadanos.

 

Nathan Pincheira 

Economista Jefe de Fynsa