Recap: Métricas en Mercados Públicos
En los mercados públicos, las herramientas de medición más comunes incluyen el retorno total, el Ratio de Sharpe y el Ratio de Información. Estas métricas permiten evaluar el desempeño ajustado al riesgo comparando los retornos de los fondos con un índice de referencia. La liquidez y la disponibilidad de datos diarios hacen que estas mediciones sean precisas y útiles en tiempo real. Sin embargo, en el Private Equity, las métricas son más complejas, y las comparaciones no siempre son tan directas.
En Private Equity, las principales métricas de desempeño incluyen:
Una de las mayores dificultades con estas métricas es que las valoraciones de los activos no son definitivas hasta que ocurre un “exit” o venta, lo que introduce incertidumbre en los cálculos y potenciales distorsiones. Y además hace que sea más difícil la comparación con otros fondos por la misma razón.
Evaluar correctamente el desempeño en Private Equity enfrenta varios obstáculos:
Una de las formas de superar estos problemas es la métrica de **PME (Public Market Equivalent)**, que compara el desempeño de un fondo de Private Equity con una inversión en un índice de mercado público bajo los mismos cronogramas de flujos de caja. Un PME mayor a 1 sugiere que el fondo ha superado al mercado público en el mismo período. Aunque no es inmune a todos los problemas mencionados, esta métrica aporta mayor claridad en la comparación entre fondos privados y públicos.
Ante las limitaciones de las métricas tradicionales, han surgido iniciativas que buscan mejorar la transparencia y la capacidad de comparación entre fondos de PE, destacando el enfoque basado en el ranking de General Partners (GPs). Uno de los esfuerzos más notables en este ámbito ha sido desarrollado por el profesor Oliver Gottschalg de HEC Paris.
La metodología de Gottschalg clasifica a los GPs no sólo según métricas como la IRR o el TVPI, sino que ajusta estos cálculos para tener en cuenta variables como el año de “vintage” y otros factores externos que pueden distorsionar el desempeño reportado. Este enfoque permite una visión más precisa de la capacidad de los GPs para generar valor, comparando su rendimiento a lo largo de diferentes ciclos económicos y estrategias.
Al ofrecer una visión más ajustada y menos propensa a distorsiones, estos rankings ayudan a los inversionistas a seleccionar fondos con una probabilidad mayor de éxito sostenido en el tiempo, basándose en la calidad probada del gestor más que en los resultados inflados por circunstancias puntuales o técnicas de manipulación de cifras.
Evaluar el desempeño en Private Equity sigue siendo un reto importante debido a la falta de liquidez y transparencia en la valoración de los activos. Si bien las métricas tradicionales como la TIR, TVPI y DPI son útiles, pueden ser engañosas si no se toman en cuenta sus limitaciones y las circunstancias que pueden influir en ellas. Ninguna de estas métricas es perfecta, por lo que deben complementarse con otras consideraciones más amplias. En los mercados privados, uno está básicamente firmando un “cheque en blanco” al invertir en un “blind pool”, lo que significa que además de las métricas cuantitativas, es fundamental evaluar factores cualitativos, como la experiencia, el enfoque y la capacidad de ejecución del General Partner (GP). Estos aspectos no siempre se reflejan en el track record, pero son esenciales para una evaluación completa.
El PME aporta una solución parcial al permitir una comparación directa con los mercados públicos, mientras que iniciativas como los rankings de General Partners ajustados por variables externas ofrecen un enfoque más sofisticado para elegir fondos y evaluar la capacidad de los GPs. En última instancia, los inversionistas deben mirar más allá de las métricas convencionales y adoptar enfoques que capturen mejor la creación de valor real en los mercados privados.
Alexandra Budge | CFA Society Chile