Café doble
Mayo 27, 2022 - 3 min

Algunas preguntas para ordenarnos

En un webinar de FYNSA, Juan José Obach, de Horizontal, plantea tres preguntas básicas para analizar la propuesta de nueva constitución

Comparte

 

Esta semana tuve el privilegio de conducir el webinar “Hablemos de Chile| Nueva Constitución: El futuro del país desde una mirada política y económica”, organizado por nuestra compañía y que tuvo como invitado al director de Horizontal, Juan José Obach. Nuestro objetivo era, desde una mirada amplia, comentar los que, a nuestro entender, eran los principales aspectos políticos y económicos incluidos en el borrador y sus potenciales consecuencias. En esta columna no realizaré un resumen de la conversación, sino más bien destacaré una forma de evaluar el texto, que me pareció muy interesante.

Nuestro invitado puso las siguientes preguntas sobre la mesa: (i) ¿Es esta una Constitución que nos une como país?, (ii) ¿Es esta una Constitución que mejora la calidad de nuestra democracia?, y (iii) ¿Es esta una Constitución que permitirá al Estado avanzar en derechos sociales? Esto no quiere decir que las únicas preguntas relevantes sean estas, ni que la evaluación de la Constitución tenga sólo que considerar aspectos políticos y económicos, pero para nuestro objetivo, nos parece un buen punto de partida. 

La primera pregunta tiene que ver con la génesis de todo este proceso. El estallido social, que se fecha el 18 de octubre de 2019, tiene causas que no parten con aquel incremento de $30 del metro, sino con otros mucho más profundos, arrastrados durante mucho tiempo y que las élites del país no pudieron o no quisieron recoger. Dada esta fragmentación, se consideró que una nueva carta magna, que incluyera todas las visiones del país, era una condición necesaria para construir un nuevo contrato social, en la definición de Rousseau. 

La segunda tiene que ver con la representación. Desde el regreso de la democracia, el país ha realizado varias reformas, con mejores y peores resultados, intentando mejorar la distribución del poder, para que, de acuerdo con sus preferencias, cada ciudadano se sintiera más o menos escuchado a la hora de la toma de decisiones. Independiente de la propia evaluación que podemos tener sobre nuestro sistema electoral y de los representantes elegidos, había disconformidad por una parte importante de la población, el sistema seguía sobrerrepresentando a ciertos grupos (y subrepresentando a otros) y existía la convicción de que esto podría mejorar. Esta problemática también es menester de la carta magna.

Y la tercera pregunta, bueno, es consecuencia de “el petitorio” ciudadano de las manifestaciones que acompañaron al estallido social, las cuales pedían mejor educación, mejor salud, mejores pensiones, etc. A pesar de las numerosas reformas educacionales que se han hecho desde los 90s, no hemos sido capaces de mejorar en los distintos rankings internacionales a los que nos sometemos, ocupando, por ejemplo, uno de los últimos lugares dentro del grupo de países OCDE. Es más, esto no sólo recae en la educación estatal, sino también en la privada, que siendo la mejor dentro del país, queda muy mal evaluada incluso frente a promedios de otros países. En salud, a pesar de ser un sistema reconocido como eficiente al considerar los recursos que se le inyectan, existe disconformidad con los resultados obtenidos, sumado, además, al descreme que se produce al existir dos sistemas de financiamiento separados. Sobre las pensiones, la percepción general es que son insuficientes, a pesar de que las AFPs han realizado la labor para lo cual fueron encomendadas, ya que los montos promedios pagados son bajos. A pesar de las múltiples comisiones, informes y proyectos enviados al Congreso, la reforma al sistema no se hizo a tiempo ni tampoco consideraba todas las recomendaciones realizadas. ¿Todos los aspectos anteriores son culpa de la actual Constitución? Probablemente no, pero tomando en cuenta el momento político, podía ser un buen momento por lo menos para conversar respecto a qué queríamos, con lo que teníamos.

Si se fijan, no intento responder estas preguntas. Nuestro invitado, Juan José Obach, tiene sus propias respuestas y el lector puede considerarlas válidas para decidir su voto el 4 de septiembre. Pero podría tener una evaluación diferente, con otras respuestas y/u otras consideraciones. Simplemente, me parecía un buen punto de partida para organizar el debate y, así, tomar una decisión informada de cara al plebiscito de salida.

 

 

Nathan Pincheira

Economista Jefe de Fynsa