El mundo está bajo el hechizo de las noticias en torno al esperado desenlace de la carrera presidencial, que culminará el próximo 5 de noviembre. Con los acontecimientos recientes del nombramiento oficial de Donald Trump como candidato por el partido republicano, a solo días de haber sido víctima de un escandaloso intento de asesinato y con la dimisión del presidente Biden a la reelección, que dejó a Kamala Harris, actual vicepresidenta, como la candidata demócrata más probable, el ambiente sigue altamente polarizado.
Es válido detenernos un momento y preguntarnos: ¿Qué han dejado los últimos ocho años de política para la economía estadounidense y qué podrían significar en los próximos cuatro años? Bueno, es aquí donde resulta relevante nuestro título, porque mucho de lo que ha venido pasando y podría seguir ocurriendo tiene que ver con los impuestos, y entonces me acordé de la célebre frase de Brad Pitt en su papel protagónico en la película ¿Conoces a Joe Black? por allá en 1998: “La muerte y hacienda” (En este mundo solo hay dos cosas seguras: la muerte y los impuestos). Debo, eso sí, ofrecer una disculpa, porque a pesar de mi obvio crush con Pitt, la frase en realidad se atribuye a Benjamin Franklin, padre de la patria estadounidense. Aunque Brad, eso sí, se lleva el crédito por hacerla mundialmente famosa.
Hoy día, una de las principales preocupaciones de los mercados financieros es la creciente deuda de Estados Unidos, problema sobre el que parece haber amplio consenso de que no va a resolverse durante la siguiente administración bien sea esta demócrata o republicana, ya que a la luz del enfoque de políticas que han señalado sus líderes, ambas opciones significarían un aumento sostenido del indicador en los próximos años. Por lo tanto, hay que tomar, por el momento, esta variable como dada para analizar el status quo de la primera economía del mundo.
Interesa entonces entender lo que ha pasado durante los últimos dos mandatos en términos de políticas y tratar de analizar lo que las propuestas hacia adelante podrían significar.
Durante su mandato entre 2017 y 2021, Donald Trump logró llevar a cabo la mayor reforma tributaria de las últimas tres décadas, conocida como la Ley de Empleos y Reducción de Impuestos (TCJA, por sus siglas en inglés), la cual fue promulgada en 2017 y entró en vigencia plena el 1 de enero de 2018.
Joe Biden, presidente desde 2021 y quien estará en labores hasta el 20 de enero de 2025, está recibiendo créditos por guiar al país a través de la pandemia, crear millones de empleos, reconstruir la infraestructura crítica y eliminar miles de millones en préstamos estudiantiles.
Con respecto al TCJA, se ha señalado que cambió la economía norteamericana y sus efectos seguirán sintiéndose aún por años. Uno de los cambios más significativos fue el recorte del impuesto a las empresas del 35% al 21%, lo cual, por supuesto, ha exacerbado el déficit de la nación (pasó de 76% del PIB en 2017 a 99% hoy). También se redujeron las tasas del impuesto sobre la renta individual y se aumentó la deducción estándar. Si bien en un inicio los recortes impulsaron la economía, el efecto se ha desvanecido por el aumento del déficit de casi US$3 billones.
El TCJA expira en 2025, lo que significa que quien gane las elecciones tendrá la oportunidad de luchar para mantenerla o dejarla caducar. Trump ha mostrado interés en hacer permanente su reforma tributaria. Por el lado demócrata, si asumimos a Harris como la candidata, entonces es de esperar que siga la línea de Biden y así, probablemente, mantener algunos de los recortes de impuestos, como aquellos que benefician a los hogares que ganan menos de US$400 mil al año.
Entre los efectos observados del TCJA es un hecho que los mayores beneficios han sido para las personas de mayores ingresos y los propietarios de pequeñas empresas, aunque el aumento de la deducción estándar y el Crédito Tributario por Hijos ha beneficiado a gente de ingresos medios. Algunas estimaciones indican que el costo de mantener los recortes del TCJA es de aproximadamente US$3,8 billones en la próxima década, lo que sin duda sería una explosión en la deuda de la nación.
Trump ha prometido hacer aún más recortes de impuestos. Si esto sucede, obviamente el déficit crecería aún más rápido y la deuda sería aún mayor.
Las alternativas propuestas por el lado demócrata incluyen varios programas para reducir los impuestos a quienes ganan menos de US$400 mil dólares al año y al mismo tiempo aumentar los impuestos a las corporaciones y los estadounidenses más ricos. Por el lado de las corporaciones, la propuesta es aumentar la tasa al 28%, intensificar la lucha contra la evasión fiscal por parte de las multinacionales y cuadruplicar el impuesto a la recompra de acciones. En cuanto a las personas, en la clasificación de multimillonarios se propone un impuesto del 25% sobre la renta. En conjunto, se estima que estas políticas recaudarían alrededor de US$5 billones en ingresos para 2034.
Para conocer otros datos interesantes de lo que las políticas de Trump y Biden han implicado para la economía estadounidense y el impacto que las propuestas de ambos bandos pueden generar sobre el crecimiento en los próximos años, no dejes de leer la segunda parte de este artículo la próxima semana.
Milene Rodríguez
Analista Estrategia e Inversiones