Cambios demográficos, nuevos productos, nuevas visiones de lo que nos rodea… son muchos los elementos que van moldeando y modificando constantemente los hábitos de los consumidores. ¿Cómo estamos ahora y hacia dónde vamos? La consultora McKinsey acaba de publicar un artículo en el que identifica algunas de las tendencias a las que hay que poner atención.
Para el 2030, el 75% de los consumidores en los países emergentes tendrá entre 15 y 34 años. Es un grupo que se muestra más optimista respecto a sus economías que los de los mercados desarrollados, lo que implica una mayor tendencia al consumo. ¿La excepción? América Latina.
Mientras los jóvenes constituirán la mayoría de los consumidores en los mercados emergentes, en las economías avanzadas la proporción de mayores de 65 años avanzará muy rápido. Lo interesante es que, pese a las restricciones económicas asociadas usualmente a la vejez, este colectivo se muestra muy dispuesto a gastar en bienes y servicios discrecionales. En las economías emergentes también encontraremos un segmento considerable de consumidores “senior”, con recursos y buena disposición al gasto.
El costo de vida en las economías avanzadas seguirá aumentando la presión sobre la capacidad de gasto de la clase media; sin embargo, los estudios de McKenzie señalan que en Europa y Estados Unidos este grupo está dispuesto a ser indulgente en el gasto discrecional, desde viajes a experiencias gastronómicas.
Es una consecuencia de la disrupción de las cadenas de suministro durante la pandemia, donde las personas se resignaron a consumir lo que encontraban, generando una nueva apertura a explorar marcas distintas. Este comportamiento llegó para quedarse, diluyendo la tradicional fidelidad de los consumidores a las marcas de productos y a las tiendas donde compran.
En los últimos años ha habido una tendencia a consumir productos con atributos asociados a la sustentabilidad, especialmente entre los más jóvenes. La crisis inflacionaria y la incertidumbre económica ha llevado a los consumidores de la generación Z a relativizar la relevancia de la sustentabilidad, asociada a los productos que compran.
El consumo en productos y servicios asociados al bienestar físico y espiritual, desde la membresía en gimnasios a la compra de productos saludables, mantiene su carrera ascendente, incluso en economías emergentes como India, donde el 44% de los encuestados mostró su predisposición a ellos, el doble que en Estados Unidos.
El gasto femenino en este rubro va claramente al alza. La predisposición de las mujeres hacia este tipo de productos es particularmente fuerte en los mercados emergentes.
Otra consecuencia de la pandemia. En las economías avanzadas, especialmente en EE. UU., se ve una migración hacia ciudades secundarias —con una población de entre 50.000 y 500.000 habitantes— o a aquellas en el sur o el oeste del país. En las economías emergentes, en tanto, sigue la urbanización de los consumidores, concentrándose en las urbes grandes y secundarias.
La tendencia comenzó en China, pero cada vez son más quienes navegan para comprar productos y servicios a través de las redes sociales o en plataformas de creación de contenido, especialmente en los mercados emergentes.
Revisa el informe Nine key consumer trends in 2024 | McKinsey