Octubre 4, 2024 - 2 min

Crisis de los tulipanes… a la chilensis

La conmemoración del Día del Tulipán en Chile resultó en un desorden inesperado, con comportamientos irracionales, recordando la burbuja financiera de la Tulipomanía del siglo XVII.

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La semana pasada se celebró el Día del Tulipán en Chile, como forma de festejar la llegada de la primavera. Para ello, Holland House regalaría 50.000 tulipanes, en el Centro Cívico de Las Condes, a quienes llegaran al lugar. 

Lo que se esperaba que fuera una jornada tranquila y familiar, se tornó en un caos: calles colapsadas, desorden, desmayos, gritos, cierre del Metro e incluso un camión lanzaagua para dispersar a las masas.  

Este episodio, donde la multitud llevaba bolsas repletas de esta flor, nos recuerda a la locura que caracterizó a la Crisis de los Tulipanes —Tulipomanía—, en los Países Bajos. Y es que no es primera vez que estas flores causan que la sociedad se comporte de manera enloquecida. 

La Tulipomanía se desarrolló entre 1634 y 1637, y es conocida como la primera burbuja financiera de la que se tenga registro. Lo anterior se define como el acontecimiento de cuando el precio de un activo se ve incrementado de manera drástica, más allá de su valor fundamental, derivado de la locura de la multitud y que es seguido de un colapso.   

Durante la Tulipomanía, los bulbos de tulipanes —especialmente los de variedades más peculiares, que tenían más de un color— alcanzaron precios altísimos. En ese tiempo, la economía de los Países Bajos estaba en plena expansión, con un aumento continuo en su actividad y caracterizado por la aparición de grandes empresas. Las transacciones en futuros eran comunes y un gran número de especuladores permitieron que el comercio de tulipanes floreciera. 

En el libro “Delirios populares extraordinarios y la locura de las masas”, del periodista británico Charles Mackay, se identifica que la Crisis de los Tulipanes empezó a desarrollarse en 1634, cuando la demanda por esta flor llevó a la creación de mercados en distintas ciudades de Holanda.  

El fenómeno se expandió a todos los estratos sociales, con nobles, comerciantes y campesinos invirtiendo en bulbos de tulipanes. Incluso se llegaron a vender casas y terrenos a cambio de la preciada flor de primavera, culminando en la explosión de la burbuja en 1637. La confianza se desvaneció y un pánico generalizado se apoderó de los comerciantes, resultando en la ruina de muchos ciudadanos. 

Sin embargo, este acontecimiento ha sido puesto en duda por la historiadora Anne Goldgar en su libro “Tulipmania”, donde argumenta que los hechos de la crisis han sido exagerados. Goldgar descubrió que no todos en Holanda estaban involucrados en el comercio de tulipanes y que, aunque algunos precios alcanzaron niveles altos, muchos bulbos nunca aumentaron significativamente de valor.  

Asimismo, sostiene que la idea de que la Tulipomanía causó la ruina de “miles” de personas es infundada, ya que no pudo encontrar a nadie que se hubiese declarado en quiebra por el comercio de tulipanes, lo que contrasta con las afirmaciones de Mackay, que argumentó que la economía holandesa sufrió un daño significativo y que tomó años en recuperarse. 

Si bien la Tulipomanía pudo o no haber ocurrido, lo cierto es que las burbujas financieras son eventos en el que las personas, agrupadas en masa, se comportan de manera irracional. Lo que vimos el Día del Tulipán en nuestro país fue —sin dudas— una ocasión de caos en el que la gente actuó desesperadamente. Por fortuna, podemos decir que el mercado chileno no se contagió para tener una crisis de los tulipanes a la chilensis. 

Fuente: DeRosa, David (2021). Bursting the bubble. Rationality in a seemingly irrational market. CFA Institute Research Foundation. 

 

Vicente Dourthé 

Analista de Activos Alternativos Fynsa AGF