Septiembre 1, 2023 - 3 min

Hecho puré

¿Qué pasa con el precio de las papas? Acá algunas ideas para aportar a la discusión.

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Creo que no hay familia, colegas de trabajo, grupos de amigos o cualquier conjunto de personas que hablen entre ellas, en las que no se haya conversado sobre el precio de las papas. Ha sido tanto el alboroto sobre su alza, que hasta se ha planteado una investigación por posible colusión en el mercado, especialmente de las alzas registradas posteriores a las lluvias importantes que hubo durante agosto. Sin querer dudar sobre el conocimiento de los comentaristas de los matinales que han instalado aquellas ideas, me da la sensación de que hay algunos puntos importantes a considerar antes de hacer acusaciones tan absolutas. 

En primer lugar, aunque ha llamado la atención por la evolución posterior a los fenómenos climáticos de las últimas semanas, el precio de las papas ha venido aumentando desde hace más tiempo que esto. Hace más o menos un año, el precio por kilo de este alimento se situaba en torno a los $950, el que se mantuvo relativamente estable hasta fines de 2022. Desde comienzos de año, comenzó a aumentar de precio, a un ritmo bastante bajo, alcanzando $1.100 aproximadamente en marzo y manteniéndose, con alzas y bajas, en este nivel hasta comienzos de junio. Es en este momento, cuando el ritmo de incrementos se acelera notablemente, pasando desde alzas mensuales que promediaban 1% a 2%, a variaciones de casi 4% en junio, 16% en julio y, según nuestros registros, casi 20% en agosto. De esta manera, uno de los más tradicionales alimentos de las mesas nacionales, ha duplicado su precio, superando los $2.000 (promediando diversas fuentes de información. No dudo que usted la haya visto incluso sobre $2.500 el kilo, ya que tenemos registros de aquello).

La especulación de precios es algo que ocurre bastante en el mercado de los alimentos luego de algunos shocks de oferta. Lo vimos, por ejemplo, para el terremoto. Sin embargo, esto también se relaciona a dificultades en la cadena de distribución, almacenaje y producción futura. Es probable que las lluvias no hayan afectado la producción de papas en el campo, pero sí haya dificultado su distribución, por corte de caminos, o su almacenamiento (si la papa se moja, puede brotar, y ya no se puede comercializar). Todo esto opera como una reducción de oferta, aumentando los precios mediante una menor disponibilidad. En todos los casos que hemos visto esto (se repitió bastante la década pasada con el limón) el precio terminaba normalizándose de manera tan abrupta como cuando había subido. También tenemos las alzas provocadas por estacionalidad (tomate y cebolla, en fiestas patrias, por ejemplo), en cuyo caso el precio aumenta, pero también su disponibilidad, ya que el causante es un aumento temporal de la demanda. Luego, el precio también suele normalizarse rápidamente. 

Una colusión en un mercado tan atomizado es improbable. Adicionalmente, es un producto de difícil diferenciación, sin grandes barreras de entrada y en que los esfuerzos para lograr un acuerdo colusivo serían importantes. Además, los incentivos para desviarse del acuerdo también son altos, disminuyendo la probabilidad de ocurrencia. A medida que avanza la cadena, se reducen los actores y aumentan las probabilidades de un acuerdo, pero también parece improbable dado que siguen siendo bastantes. Finalmente, y no menos importante, recordemos que los acuerdos usualmente son para mantener los precios altos y no para causar un incremento temporal de ellos.

Vamos a ver cómo evoluciona todo esto. No me cierro a nada y aquellos que conocen más de cerca este mercado tan específico tendrán bastante más que decir. Sólo expongo los hechos y lo que dice la teoría al respecto. Sólo espero que estas alzas no sigan haciendo puré el presupuesto mensual (turum tss).

Nathan Pincheira

Economista Jefe de Fynsa