Agosto 18, 2023 - 2 min

Montaña rusa

Para el Banco Central, el ritmo de los recortes futuros de la tasa de interés no está amarrado a la magnitud del primero, relativizando la urgencia por migrar rápidamente a un nivel neutral

Comparte

Finalmente, nuestro Banco Central comenzó con el proceso de bajas de la tasa de interés, algo esperado hace bastante tiempo. Si bien las dudas iniciales tenían que ver con el momento de éstas, luego aquella preocupación se trasladó a la magnitud que podrían tener. Esto se zanjó con el primer recorte, de 100 puntos base, llevando la tasa a 10,25%, lo que fue percibido como una guía respecto a lo que se vendría en las próximas reuniones.

Con un dato inflacionario que había estado bastante bajo las expectativas, alimentó a un mercado que se encontraba “necesitado” de bajas de tasas, lo que movió fuertemente los precios de los activos. Si agregamos una actividad que no repuntaba, era difícil contradecir estas proyecciones. Sin embargo, a nosotros siempre nos pareció un ajuste exagerado, tanto para los escenarios de precio como de tasas. 

Así, la variación de 0,4% m/m del IPC en julio, sobre lo esperado, vino a calmar las aguas respecto a un giro tan precipitado de lo que había sido la trayectoria macroeconómica durante el último año. En todo caso, no es nuevo el sentimiento dicotómico que muchas veces muestra el mercado, pasando de estados completamente opuestos en muy poco tiempo, pensando que algunas cifras temporales son permanentes. No quiero decir que no esperamos que la inflación siga amainando durante los próximos meses, pero la velocidad si nos parecía exagerada. Lo mismo con la TPM: la tasa tiene que bajar los próximos meses, pero el ritmo de recortes no sería tan agresivo como en su momento lo fueron las alzas.

Con todo lo anterior, conocimos las minutas de la reunión en la que se rebajó la tasa, por unanimidad, en 100 puntos base. En esta, se analizó recortar la TPM en 75 pb o 100 pb, siendo seleccionada esta última opción por una reducción inflacionaria mayor a la que esperaba en el último Informe de Política Monetaria. Sin embargo, y de manera bastante decidora, se dejaba de manifiesto que el ritmo de los recortes futuros no quedaba amarrado a la magnitud del primero, relativizando en parte la urgencia por migrar rápidamente a un nivel neutral. Esto fue ratificado en entrevistas y presentaciones de la presidenta, quién planteó que la política monetaria no era rígida y que la evolución de otras variables también sería evaluada de cerca, lo que entendemos como un guiño a la fuerte depreciación del peso y sus implicancias inflacionarias, especialmente para los bienes. 

Finalmente, aunque con mucha volatilidad en torno a nuestras expectativas, nos mantenemos con nuestro escenario, tanto para la TPM como para la inflación. Para la tasa de referencia, esperamos que termine 2023 en 7,5%, mientras que la variación del IPC terminaría en 4,1%.

 

Nathan Pincheira

Economista Jefe de Fynsa