Café doble
Abril 14, 2022 - 3 min

Donde más duele

No debemos olvidar el esfuerzo que se hizo en los 90 para derrotar la inflación

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La semana pasada escribí sobre la sorpresa del IPC de marzo, que llevó a la inflación interanual a ubicarse en 9,4%. Lo anterior, en un contexto global en el que los precios continúan subiendo constantemente, pero en el que las condiciones locales han exacerbado el fenómeno anterior. También, en una columna anterior, les conté sobre la construcción de la canasta del IPC y cómo esta representa a un individuo promedio de nuestra economía, pero que eso no significa que nos representa a cada uno de nosotros de manera individual. Bueno, en esta oportunidad, quiero bajar el debate a algo que desde los medios me han estado preguntando constantemente, y son los precios de algunos productos particulares, con una fijación especial por el aceite (el aceite en 2022 es lo que era la palta el 2021). Sin embargo, no me quiero quedar solo en la gráfica clásica de los productos que más suben (o bajan), sino quiero mostrarles los que más han impactado el bolsillo y como se reafirma que la inflación es el peor impuesto para quienes tienen menos recursos.

Primero, voy a hablar de la inflación desde la naturaleza misma del concepto, que es el aumento sostenido de los precios en una economía durante un periodo determinado. Es decir, no voy a comentar el alza puntual que tuvieron los bienes y servicios durante marzo, ya que muchas veces éstas están contaminadas por estacionalidad, asuntos metodológicos o variaciones discretas que no representan necesariamente una tendencia. Así, en esta línea, lo que nos interesa, entonces, es ver cuáles son los bienes y servicios que más han impactado el 9,4% de aumento que acumulan los precios de la economía en doce meses.

De esta manera, el producto que más ha impactado el IPC, en un año, es la gasolina. De hecho, ésta explica 0,8 puntos porcentuales del total, “gracias” a su incremento de casi 31%. En segundo lugar, dentro de la misma división, se encuentra automóvil nuevo, que debido al alza de 20,2% incide un poco más de 0,6 pp en el indicador agregado (su pariente, el auto usado, también sube 20%, pero su impacto sólo llega a 0,05 pp). Pero, a diferencia del primero, no es que usted se ande comprando un automóvil nuevo todos los meses, por lo tanto, en su percepción inflacionaria, puede que este tipo de bienes no le signifique necesariamente un mayor desembolso monetario. Sin embargo, al continuar con la lista, encontramos que dentro de los 20 productos que más han incidido en el año, 15 pueden ser calificados como de uso corriente (además de la bencina, la carne, el pan, el gas, el agua potable, etc). En caso de que tenga dudas, el aceite aparece recién en el puesto 22º, con una incidencia de 0,09 pp.

Otra manera de verlo es comparar el comportamiento de algunas sub canastas de consumo versus el indicador agregado. Así, considerando una metodología del INE basada en recomendaciones del Ministerio de Salud, construimos la canasta básica y la canasta saludable, además de la canasta de alimentos que se publica regularmente. Los resultados no son muy alentadores, al considerar que la canasta básica evidencia un aumento de 13,6% en un año, más de 4 puntos sobre el indicador agregado. Por si fuera poco, la canasta saludable ha subido 14,1% en el mismo periodo, mientras que la canasta que agrupa todos los alimentos lo ha hecho 13,1%. Es cierto que los presupuestos de cada hogar no se dedican completamente a estas canastas, pero mientras más porcentaje de los ingresos se dediquen a ellas, más alta será la percepción que se tiene de la inflación. Ahora, no es ninguna sorpresa que los hogares que gastan más relativamente en estos productos son aquellos de menores ingresos. Esto impacta directamente la capacidad adquisitiva, que finalmente es lo que importa, reduciendo su bienestar. Es curioso que muchas de las medidas que, con intenciones que no dudo eran buenas, terminaron afectando a quienes pretendían ayudar. Eso usualmente ocurre cuando no se quiere escuchar y las partes que tienen que tomar las decisiones se parapetan pensando en sus propios intereses y no en quienes representan, que generalmente no son los que más gritan. 

En un momento crucial de nuestra historia, no es tarde para escuchar y no olvidar el esfuerzo que se hizo en los 90s para derrotar la inflación, el impuesto que afecta donde más duele.

Nathan Pincheira

Economista Jefe de Fynsa