El IPC de abril sorprendió al ubicarse por debajo de lo esperado, reforzando la tendencia de moderación inflacionaria. La convergencia hacia la meta parece avanzar, sin presiones significativas en el horizonte cercano.
No pareciera que los riesgos se estén ejecutando aún, o por lo menos eso es lo que los datos de la actual canasta están mostrando (al menos bajo nuestro análisis).
Con una inflación más persistente de lo anticipado, las estrategias indexadas a la UF son la clave para maximizar rentabilidades.
Si creemos que el Banco Central hará todo lo necesario para alcanzar su meta, entonces los precios de mercado no estarían siendo consistentes.
Que los riesgos no se hayan materializado no significa que no puedan hacerlo, pero más adelante. Presiones externas y la debilidad del peso podrían reactivar la inflación en 2025.
Proyectamos un nuevo recorte de 25 pb en la reunión de diciembre, con lo que la TPM terminaría 2024 en 5,0%. Como estimamos la tasa neutral en 4,25%, otras tres bajas debiesen producirse durante la primera mitad del próximo año, con espacio para algunas pausas sólo si es necesario por la coyuntura.
El IPC de octubre no da para prender las alarmas, ni tampoco cambia la trayectoria descendente que evidencia la inflación de un tiempo a esta parte. Es cierto que el importante incremento de tarifas eléctricas ha demorado este proceso, pero nos oponemos a pensar que lo ha desviado del todo.
La estrategia de política monetaria no debiese exhibir mayores cambios, mientras que el ciclo de recortes seguiría a un paso menos agresivo que en el pasado, con rebajas de 25 pb en octubre y en diciembre. Así, la TPM cerraría el año en 5,00%.
La expectativa de que la FED inicie su proceso de normalización de política monetaria en la próxima reunión.
Seguimos viendo que, excluyendo el impacto que podría tener tarifas eléctricas, las presiones inflacionarias en la economía son bajas y siguen dando cuenta de una actividad estancada