Que los riesgos no se hayan materializado no significa que no puedan hacerlo, pero más adelante. Presiones externas y la debilidad del peso podrían reactivar la inflación en 2025.
Proyectamos un nuevo recorte de 25 pb en la reunión de diciembre, con lo que la TPM terminaría 2024 en 5,0%. Como estimamos la tasa neutral en 4,25%, otras tres bajas debiesen producirse durante la primera mitad del próximo año, con espacio para algunas pausas sólo si es necesario por la coyuntura.
El IPC de octubre no da para prender las alarmas, ni tampoco cambia la trayectoria descendente que evidencia la inflación de un tiempo a esta parte. Es cierto que el importante incremento de tarifas eléctricas ha demorado este proceso, pero nos oponemos a pensar que lo ha desviado del todo.
La estrategia de política monetaria no debiese exhibir mayores cambios, mientras que el ciclo de recortes seguiría a un paso menos agresivo que en el pasado, con rebajas de 25 pb en octubre y en diciembre. Así, la TPM cerraría el año en 5,00%.
La expectativa de que la FED inicie su proceso de normalización de política monetaria en la próxima reunión.
Seguimos viendo que, excluyendo el impacto que podría tener tarifas eléctricas, las presiones inflacionarias en la economía son bajas y siguen dando cuenta de una actividad estancada
Así, llegó el momento de aplicar las alzas pendientes.
Desde el punto de vista de la política monetaria, vemos que con los recientes datos, no solo de inflación sino también de actividad, el Banco Central cuenta con espacio para seguir bajando la tasa.
Difícilmente se podría argumentar que aún queda mucho terreno para volver a una inflación normal, como sí está ocurriendo en otras economías.
No se ha observado hasta ahora una corrección en el mercado de renta variable, a pesar de que indicadores técnicos señalan que el mercado está sobrecomprado y en máximos históricos.