Los temas incluyeron el comportamiento del electorado, los temas de campaña y los estados decisivos, entre otros. Acá un resumen de lo expuesto:
El electorado estadounidense está polarizado, con una fuerte adherencia a partidos y una animosidad creciente entre demócratas y republicanos. Las campañas se centran en temas culturales más que en cuestiones económicas: Trump aborda la inmigración como amenaza, mientras que Harris prioriza temas como el aborto. Además, existe una clara diferencia de preferencias según género y un cambio en el apoyo entre latinos.
Históricamente, el mercado estadounidense es indiferente al partido en el poder, pero cada candidato ofrece enfoques distintos. Trump promueve desregulación e incentivos fiscales, lo que podría favorecer industrias como la energética y manufacturera. Harris, por otro lado, aboga por el aumento de impuestos a altos ingresos y corporaciones, beneficiando sectores de tecnología y energía limpia.
La creciente deuda y déficit fiscal representan riesgos, y ambos candidatos enfrentan este reto, aunque el resultado podría afectar la estabilidad de bonos y tasas de interés. Además, un dólar fuerte podría complicar la situación para economías emergentes en caso de políticas proteccionistas.