Septiembre 13, 2024 - 3 min

Visión y Estrategia Internacional

La desinversión de la curva de rendimiento ha sido históricamente una señal que indica malos tiempos para las acciones, lo que aboga por un posicionamiento más defensivo.

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La resiliencia de la expansión mundial parece haber seguido en agosto, aunque con más divergencias entre sectores y regiones. 

En los últimos meses, los datos económicos en Estados Unidos han estado sorprendiendo —en general— a la baja, a la vez que los consumidores muestran algunos signos de fatiga (ventas minoristas, confianza del consumidor, automóviles y morosidad de tarjetas de crédito, por mencionar algunos). A esto se suma que el crecimiento de las nóminas se ha desacelerado más de lo esperado, pero con una inflación por encima del objetivo de la Reserva Federal (FED). La lógica de que “los malos datos económicos son buenos datos para el mercado” nos parece bastante cuestionable. 

Más bien, nos podemos estar acercando al punto en que “los malos datos serán malos” para los activos de riesgo, con una economía potencialmente debilitada. La inflación, en tanto, podría mantenerse estable y por encima del objetivo de la FED. 

En efecto, hemos comenzado a ver más volatilidad en los mercados y las tasas de interés han acentuado las caídas en las últimas semanas, con el treasury a 10 años cotizando en niveles en torno al 3,7%. La pendiente de la curva ya no opera invertida. 

La Reserva Federal comenzaría a recortar las tasas de interés en septiembre y el mercado se debate entre 25 pb o 50 pb. Para fines de 2024 hay implícitos 100 pb de recortes y 250 pb para 2025. Dudamos de que se materializasen si no es con una economía ya en recesión.  

Con un mercado más inclinado hacia los riesgos sobre el crecimiento, para protegerse contra las revisiones a la baja y no ser juzgados de “estar mirando hacia atrás en la curva” —creemos que los recortes podrían haber comenzado perfectamente en julio—, la Reserva Federal podría optar por recortar 50 pb. 

La desinversión de la curva de rendimiento ha sido históricamente una señal que indica malos tiempos para las acciones. Los recientes datos de empleo no fueron bien recibidos por los mercados y pueden indicar un mayor empinamiento de la curva de rendimiento, lo que aboga por un posicionamiento más defensivo. 

Teniendo en cuenta las valoraciones actuales, la perspectiva de un menor crecimiento económico y una inflación a la baja, creemos que la renta fija rara vez ha resultado ser tan atractiva respecto a la renta variable. 

Hacia adelante, mantenemos nuestra convicción de que este año —y más allá— debería ser positivo para la renta fija, con riesgos más acotados de tasas de interés y niveles de tasas iniciales históricamente atractivos. El enfoque en mejorar la calidad debería permitir a los inversionistas construir carteras resilientes sin renunciar al potencial alcista. 

Los bonos vuelven como cobertura tras defraudar a los inversionistas durante años. En los eventos de liquidación de acciones de principio de agosto y septiembre, los bonos han rentado casi un 2,0%, mientras que las acciones han corregido en torno a 5%. 

En renta variable, el rendimiento descomunal de las acciones de mayor capitalización está enmascarando la debilidad en otras áreas del mercado. El pronto inicio de recortes por parte de la FED, un creciente escepticismo sobre el boom de la Inteligencia Artificial y los altos gastos de capital de estas grandes tecnológicas en IA, ha derivado en cierta rotación sectorial, desde gran tecnología hacia sectores más sensibles a tasas de interés. 

Las acciones estadounidenses no tienen un problema de utilidades, sino que un problema de expectativas. Los resultados corporativos del 2T24 han superado las estimaciones; sin embargo, a pesar de haber registrado un crecimiento interanual de las ganancias por acción (EPS) del 26% este trimestre, las acciones de Mag-7 no han logrado inspirar confianza a los inversionistas, ya que los precios de todas las acciones —salvo Meta— cayeron un 8% en promedio en los tres días posteriores a la presentación de informes. 

La proporción de empresas que superan las estimaciones de ventas en Estados Unidos ha disminuido significativamente, lo que podría, a su vez, afectar los márgenes en el segundo semestre. 

Con estos antecedentes, y pensando ya en 2025, cabe preguntarse si las expectativas de crecimiento de utilidades esperadas por el mercado de +15% puedan ser un poco optimistas, más en el contexto de una economía norteamericana en franca desaceleración y valorizaciones que están en la parte alta de su historia (el mercado transa hoy 21,5 veces P/U forward, lo que representa un premio de 23% respecto a su promedio histórico). 

Mantenemos un enfoque en diversificación y calidad, y una estrategia global más equilibrada para hacer frente a la alta concentración del mercado americano y valorizaciones poco atractivas. 

Finalmente, observamos una diferenciación crucial dentro del mercado de renta variable en EE. UU.: el S&P 500 equal weight cotiza con un descuento de 20% respecto a su versión ponderado por market cap. Esta diferenciación podría presentar una mejor forma de estar expuesto al mercado norteamericano.

Para más información, consulte el informe adjunto.

Humberto Mora

Subgerente de Inversiones Finanzas y Negocios Corredora de Bolsa