Café doble
Abril 28, 2023 - 2 min

Cuidar la pega

Resulta cada vez más importante dar señales claras al sector privado para que, mediante mayor inversión, se puedan generar o mantener las plazas de trabajo existentes.

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Desde hace algún tiempo hemos venido levantando alertas sobre el comportamiento del mercado laboral y su deterioro, aunque aquello no necesariamente se plasmara en las cifras de desempleo que mensualmente publica el INE. 

La menor creación de puestos en el sector asalariado privado, la caída sustancial en la demanda por trabajo por parte de las compañías y la continua debilidad de las remuneraciones daban pistas de un mundo del trabajo que evidenciaba síntomas de desaceleración, en línea con lo que ocurre con el resto de la economía. 

Los datos que conocimos respecto al trimestre móvil terminado en marzo comienzan a cambiar aquel panorama. No es que justo ahora hayan empeorado las cifras detalladas, pero que la tasa de desempleo aumente 0,4 puntos porcentuales de un mes a otro (hasta 8,8%) es algo que cualquier persona asocia a malas noticias.

Es verdad que esto no necesariamente es cierto – a veces aumenta porque más gente ingresa a buscar trabajo debido a mejores perspectivas – pero en este caso puntual, la evaluación no es positiva. El incremento en la desocupación se dio por todas las razones indeseadas: versus el periodo anterior, ingresaron (o reingresaron) 21 mil personas al mercado laboral. Sin embargo, en el neto, se destruyeron 24 mil puestos, por lo que los desempleados aumentaron en 45 mil personas. Este es el mayor incremento de desocupados desde julio de 2020. 

Por categoría, la situación no se ve mucho más auspiciosa. Durante febrero, se destacó el importante aumento de los asalariados públicos, lo que habría “disfrazado” en parte la disminución de empleos en otras categorías, como los privados. 

Esto no ocurrió en esta oportunidad, ya que los asalariados mermaron 26 mil posiciones (23 mil los privados y 3 mil los públicos), lo que se duplica si sumamos los menores puestos de otros sectores menores. Todo esto fue parcialmente compensado por los empleos por cuenta propia, que se incrementaron en 28 mil puestos.

El panorama para los próximos meses no resulta particularmente alentador. Los datos sectoriales continúan evidenciando debilidad, con empeoramientos de los sectores comercio y minero, aunque con una mejoría marginal en las manufacturas. 

El sector construcción, actividad que ha sido la que más empleos ha destruido en el último año, sigue evidenciando una tendencia negativa para los próximos meses. Adicionalmente, aunque probablemente algunos de esos comportamientos se hayan modificado luego de la pandemia, nos adentramos en meses con una estacionalidad negativa con relación al empleo, que históricamente ha sido acompañada de tasas de desocupación más altas.

De esta manera, es bastante probable que los próximos meses podamos superar el 9,0% de desempleo. Dicho esto, resulta cada vez más importante, entonces, dar señales claras al sector privado para que, mediante mayor inversión, se puedan generar o mantener las plazas de trabajo existentes. 

Por otro lado, una mayor ejecución del gasto en inversión pública podría ayudar a sopesar el empeoramiento de sectores específicos. Cuidar la pega, como dicen por ahí, se hace vital en momentos como los que vivimos.

Nathan Pincheira

Economista Jefe de Fynsa