(Tango adaptado a ronda infantil por Cepillín, México - 1979)
Marzo 1, 2024 - 3 min

En un bosque de la China, ¿la chinita se perdió? – Parte II

Las perspectivas de la economía china son preocupantes, pero el gigante asiático tiene cartas bajo la manga: ahorro y capacidad de desarrollo tecnológico.

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Como se mencionó en la primera parte, las dificultades que atraviesa la economía china van más allá de un menor crecimiento y la mayor necesidad de estímulos. Hay factores estructurales que comprometen el desempeño futuro del país.

Una de las principales dificultades que enfrenta la economía china está en su sector inmobiliario, el cual representa el 30% del PIB (este dato es del 16% en promedio en países desarrollados). El sector empezó a mostrar grietas desde agosto de 2021 y experimenta una fuerte contracción. Los precios de las viviendas han caído de forma abrupta y las ventas y los inicios de vivienda han retrocedido en cerca de 30% y 60%, respectivamente. Todo esto obedece a un exceso de oferta de viviendas y a las vulnerabilidades financieras acumuladas por las inmobiliarias en los años de boom de la construcción, boom que fue incentivado por las políticas del gobierno dentro de su estrategia de crecimiento país. 

La política de “las tres líneas rojas” implementada en agosto de 2020 buscaba limitar el endeudamiento de las desarrolladoras inmobiliarias y consistió en poner límites a tres de los ratios financieros exigidos para acceder a nuevo financiamiento. Su aplicación llevó a que la mayoría de las empresas del rubro cayera en incumplimiento. Destacan por su tamaño los casos de Evergrande, Sunac y Greenland. Otro número importante de empresas del sector atraviesa problemas de liquidez y/o solvencia y dificultades para encontrar financiamiento, con el agravante de la pérdida de valor de las compañías. Entre otros factores estructurales que afectan al sector están el envejecimiento de la población, la baja tasa de natalidad, una elevada tasa de propiedad de vivienda (90%) y la baja antigüedad promedio de las viviendas, lo que ha impactado negativamente la demanda de las mismas. El problema inmobiliario no podrá solucionarse a corto plazo, resolverlo le tomará al país probablemente lo que resta de este decenio y más.

En el último tiempo, las autoridades chinas han anunciado diversas medidas encaminadas a estimular el consumo y la inversión y aliviar al sector inmobiliario. Ejemplo de ello es la decisión de recortar la tasa de interés a 5 años anunciada la semana pasada. Dicha tasa es la referencia para los créditos hipotecarios y, por lo tanto, la medida busca promover el crédito, estimular el consumo, favorecer la inversión y apoyar al sector inmobiliario. Esto es, tres pájaros de un tiro, falta eso sí que surta el efecto deseado. De todos modos, a ojos del mercado los esfuerzos son hasta el momento insuficientes para conseguir el impulso requerido. 

Entonces, ¿para dónde va China? Es cierto que el sector inmobiliario es débil, que la estructura demográfica representa un desafío para los años venideros por el rápido envejecimiento de la población y la baja tasa de natalidad, que las restricciones comerciales y tecnológicas de Occidente suponen un obstáculo al crecimiento de la productividad de China, que hay fuertes tensiones en las relaciones con socios comerciales clave y hasta es cierto también que el gobierno está al debe en reformas promercado. Todas estas son cosas que impactan negativamente las ya bajas perspectivas de crecimiento a futuro y ponen en riesgo su sostenibilidad.

Algunos piensan que para que China mantenga un crecimiento sostenible debe continuar con la estrategia de alta inversión y fabricación intensiva con la que llegó a convertirse en el gran dragón1 que es hoy, mientras que otros opinan que para mantener una alta tasa de crecimiento debe reducir de forma importante la inversión y reemplazarla por una mayor dependencia del consumo. Esto último es justamente lo que el gobierno chino ha intentado conseguir, sin mucho éxito, durante la última década. 

Sin embargo, China tiene todavía algunas cartas bajo la manga. Una de ellas es el alto nivel de ahorro que supera el 40% del PIB. Un alto nivel de ahorro significa que cuenta con financiación barata para innovar, eso es por supuesto si, en efecto, lo usa para desarrollo tecnológico, porque en caso contrario, tanto ahorro podría volverse problemático.

La cosa es que China ya está invirtiendo fuertemente en las tecnologías que darán forma a la economía global de las próximas décadas, tales como las energías renovables, los vehículos eléctricos y la inteligencia artificial. Asimismo, está desarrollando con rapidez su capacidad en tecnologías emergentes como la fusión nuclear, el cálculo cuántico, la comunicación cuántica y los semiconductores fotónicos. Sabemos que la estrategia de desarrollo intensivo en tecnología funciona, pues así lo han demostrado otras economías exitosas en su momento, tal como lo consiguió Japón en las décadas de los 70´s y 80´s. Amanecerá y veremos.

 

Milene Rodríguez

Analista de Estrategia e Inversiones

1.-En China la figura del dragón es un símbolo de fuerza y poder que también se asocia a la buena fortuna, la sabiduría y el éxito.