Café Doble
Septiembre 9, 2022 - 2 min

Hasta acá llegamos

El Banco Central decidió aumentar la tasa hasta el nivel máximo de este ciclo, lo que eventualmente generó disenso entre los consejeros.

Comparte

Vaya qué semana. Comenzando con el resultado del plebiscito y una victoria de la opción “Rechazo” que, si bien podría haber estado incorporada, de ninguna manera por el margen de más de 20 puntos entre las alternativas. Luego, un esperado cambio de gabinete del presidente Boric, aunque algo accidentado por cambios de última hora. Después, un Informe de Política Monetaria que pone la pelota contra el piso: habla fuerte respecto al problema inflacionario que enfrentamos, aumenta la magnitud de la recesión que experimentaríamos el próximo año y plantea abiertamente que es posible que se estén produciendo cambios fundamentales en la economía que afecten la estabilidad de precios algo más permanentemente. 

Por si fuera poco, el mundo llora a Isabel II, quien falleció a los 96 años, luego de ser la soberana del Reino Unido y la Commonwealth por más de setenta años. La Reina ha muerto, viva el Rey.

Entre todo esto, nuestro Banco Central se reunió para celebrar una de las reuniones más comentadas del último tiempo. No sólo por la sorpresiva decisión del Consejo, que aumentó la TPM 100 pb, sobre lo que estimaba el mercado y nosotros (75 pb), sino porque hubo dos votos de minoría (García: 125 pb; Griffith Jones: 75 pb). Algo que, por lo menos yo (y me puede jugar una mala pasada la memoria) no recuerdo haber visto. ¿Son comunes los votos de minoría? No. Y no porque no haya diferencias entre los consejeros, que sí las hay, sino porque todas éstas se intentan resolver antes de que efectivamente se decida y se publique el comunicado. Por lo tanto, para que haya habido dos, la diferencia tiene que haber sido más alta de lo acostumbrado.

Vamos por parte. Primero, los fundamentales discutidos exhiben un, por lo menos, más volátil escenario externo, condiciones financieras más restrictivas y un dólar global más apreciado. Localmente, la actividad ha perdido dinamismo a una velocidad mayor en el margen, el mercado laboral ha empeorado y las confianzas se ubican en terreno pesimista. Así y todo, la inflación supera el 13% a/a, se espera que aumente hasta niveles cercanos al 14% a/a, mientras los indicadores subyacentes también han subido. Así y todo, la tasa continúa aumentando. ¿Doctrina Volcker?

En segundo lugar, como era esperado, no hay referencia explícita al proceso constituyente o a su resultado. Nos parece razonable, toda vez que, independiente de lo que ocurrió el domingo, difícilmente en dos días (o menos) se podría sacar algo en limpio lo suficientemente importante para modificar en lo inmediato el encuadre macro.

En tercer lugar, el sesgo. Y ¡vaya qué sesgo! Poco a la interpretación al decir que “la tasa se ubica en torno al nivel máximo que considera el escenario central del IPoM de septiembre”. Debo reconocer que, en un comienzo, pensé que era un error, que se refería al corredor presentado en julio. Pero no. Y volvemos al principio: el Banco Central, en esta oportunidad, decidió aumentar la tasa hasta el nivel máximo de este ciclo, lo que eventualmente generó disenso entre los consejeros. Uno, votó porque era 11%; otros, que era 10,75% y, por último, otro que era 10,50%. Puntos base más, puntos base menos, hasta acá llegamos (lo que también me hace quitarle dramatismo a lo dividido de la decisión). Claro, existe un escenario de riesgo, en el que la inflación no da tregua y eventualmente pueda ser necesario generar más alzas. Pero en el escenario central, esto no debería ocurrir. La interrogante, ahora, es cuánto tiempo permanecerá la TPM en 10,75%. En nuestro escenario macro, por lo menos hasta el 1T23.

Nathan Pincheira

Economista Jefe de Fynsa