Si usted es fijado como yo, se habrá dado cuenta de que, durante el último tiempo, ha aumentado la cantidad de patentes de nacionalidad argentina circulando por nuestras calles. También de Teslas, aunque no nos referiremos a eso en esta oportunidad.
La cuestión es que esta situación nos hace recordar más o menos a 2016, año en el que también recibimos muchas visitas de nuestros vecinos del otro lado de la cordillera. Probablemente, ya estará adivinando hacia dónde va esta columna, pero no es que sea de mi interés descubrir un fenómeno, sino más bien ponerle números.
Los últimos meses de 2024 mostraron un dinamismo del consumo que no habíamos observado durante el resto del año. Con un mercado laboral débil, con menos personas trabajando y remuneraciones que venían disminuyendo su ritmo de crecimiento, se hacía difícil explicar el repunte de las ventas del comercio sin mediar una mejora de los ingresos o de la riqueza de los hogares nacionales. Y como no, si la explicación justamente no pareciera estar ahí.
Para tener órdenes de magnitud, durante enero de 2025, entraron poco menos de 850 mil turistas al país, de distintas nacionalidades y mediante distintos puntos de ingreso. Este número representó un alza de 67% respecto al mismo mes del año anterior. Sin embargo, del total, 518 mil eran argentinos, lo que significó un crecimiento interanual de 152%. De todas maneras, esto no es un fenómeno sólo de un mes, ya que, en diciembre de 2024, ese crecimiento se empinaba sobre 130%, tendencia que ya había comenzado tibiamente durante septiembre y se había consolidado en el cuarto trimestre.
Con esto sobre la mesa, vamos a ver qué ha ocurrido con las ventas del comercio, particularmente las ventas minoristas que publica el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), ya que contamos con su descomposición, lo que es interesante para este análisis. En ese sentido, podemos notar que el crecimiento dentro del rubro no ha sido homogéneo, lo que de nuevo nos recuerda el episodio rodeando 2016.
Por una parte, productos electrónicos y tecnológicos, vestuario, calzado y accesorios, bienes de consumo diverso y farmacia y cosmética aparecen como los grandes ganadores, con alzas interanuales que superan el 10%. Sin embargo, venta de vehículos nuevos, materiales para la construcción, bebidas y tabaco y alimentos aparecen con menos impulso, con incrementos menores versus el año pasado, e incluso con caídas.
Pareciera ser que los bienes más atribuibles sólo a consumo de nacionales (por sus características) se encuentran tan estancados como el mercado laboral local, mientras que aquellos que han podido recibir ese “impulso” externo evidencian mejores resultados.
El cierre de 2024 y el comienzo de 2025 han sido mucho mejores a lo que proyectábamos, muy probablemente gracias a este estímulo no esperado. De todas maneras, sabemos que no debiese ser algo permanente, sino que se enfoque durante los meses de verano y luego vaya descendiendo. Sin embargo, quizás sea suficiente para darle un mejor sabor de boca a los mediocres crecimientos que nos han acompañado estos últimos años. Es más, ponemos un sesgo al alza a nuestra proyección para el 2025, que se encuentra en 2,3%.