Enero 31, 2025 - 3 min

Nuestro Bicentenario: La productividad como clave de crecimiento

La adopción de IA generativa podría transformar el rendimiento global a un costo mucho menor. Para Chile, aprovechar esta oportunidad es clave para un futuro económico más próspero.

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Bastante revuelo ha causado esta semana la erupción de la tecnológica china DeepSeek, compañía que ha desarrollado un modelo de inteligencia artificial generativa que, aunque no necesariamente ha superado a las tradicionales norteamericanas, igualaría su rendimiento a un costo muchísimo menor.

¿Qué tanto menor? Más o menos un 95% (¡!) menor. Si bien el foco ha estado centrado en el impacto financiero que esto tuvo en las bolsas e índices estadounidenses, particularmente en la compañía de chips Nvidia, no perdamos de vista que la posible adopción de estas tecnologías de inteligencia artificial en la productividad de los países a un costo bastante inferior puede cambiar el mapa de crecimiento para los próximos años.

Según un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) las adopciones de IA, a través de los distintos sectores económicos ha sido relativamente homogéneo y transversal. Sin embargo, lo cierto que esto va a causar disrupciones en el mercado laboral: algunos empleos probablemente queden obsoletos y si bien está claro que el optar por estas tecnologías mejorará los niveles de crecimiento, no es evidente su efecto en las remuneraciones y en los índices de desigualdad.

Asimismo, hay regiones geográficas en las que el uso de la inteligencia artificial será bastante más beneficiosa, dada su matriz productiva, las capacidades de sus trabajadores, qué grado de desarrollo ostenta, etc. En este sentido, liderarán en este aspecto Estados Unidos, Reino Unido, Europa occidental, entre otros, encontrando que los posibles beneficios para Latinoamérica serían los menores de todas las regiones estudiadas.

En este sentido, si bien Chile sale bastante mejor posicionado que sus pares en la región —incluso en mercados emergentes—, no podemos obviar que varios de los problemas o dificultades que se encuentran en el mercado laboral o en adopción de nuevas tecnologías son compartidos respecto a nuestros vecinos. Por tanto, enfocar los esfuerzos a mejorar las condiciones para poder implementar estas tecnologías es fundamental.

Un informe de la Comisión Nacional de Evaluación y Productividad (CNEP), ha revelado que el crecimiento de ésta durante la última década sólo ha sido marginalmente positivo (0,4%-0,5%), siendo la estimación para 2024 de 0%. Esto, en contraste al 2,2% evidenciado a comienzos de 2000 o al 3,2% de inicios de los ‘90. Así, el ya magro crecimiento del último tiempo ha sido explicado sólo por crecimientos del empleo o del capital, mas no de la productividad.

Para dimensionar los alcances de lo anterior, investigadores de la CNEP escribieron una columna preguntándose qué habría pasado si el crecimiento de la productividad durante los últimos 25 años hubiese alcanzado un conservador 1,5%.

De haber sido así, hoy el PIB per cápita del país sería un 40% superior. Adicionalmente, los ingresos del Fisco serían 40% más altos, lo que permitiría afrontar de mejor manera desafíos en educación, salud, pensiones, entre otros. La posición fiscal sería bastante más sólida, lo que permitiría acceder a mejores condiciones de financiamiento público y privado, sumado a poder enfrentar de mejor manera alguna crisis internacional.

Dado lo anterior, pensar en mejorar nuestra productividad hacia adelante es vital para mejorar la calidad de vida de las chilenas, chilenos y de todos quienes viven en nuestro país.

Si bien puede sonar repetitivo —y quizás extremadamente teórico—, cuando me preguntan qué es necesario para crecer más, mi respuesta default es “mejorar nuestra productividad”: educación, infraestructura, regulación, legislación, pero también adopción de nuevas tecnologías.

Incorporar de manera integral la IA generativa y los súper algoritmos a la matriz productiva actual, pero también a la que queremos aspirar, es un paso esencial y todo pareciera indicar que podría hacerse a un costo bastante menor.

Esto podría marcar un punto de inflexión al casi nulo crecimiento de la productividad que hemos enfrentado durante los últimos años y así poder disfrutar de sus beneficios, lo que no pudimos hacer durante la década pasada producto de la incompetencia, tanto del sector público como del privado.

Es momento de que como país nos pongamos objetivos de crecimiento de la productividad, para abordar de mejor manera otros desafíos, como lo son la recientemente aprobada reforma de pensiones, la mejoras en el sistema de salud, educación y seguridad ciudadana, entre otros.

 

 

Nathan Pincheira

Economista Jefe de Fynsa