Febrero 7, 2025 - 2 min

¿Un nuevo paradigma global? El impacto Trump en la diplomacia internacional

La política exterior de Donald Trump ha desafiado las convenciones, lo que podría abrir el camino para un nuevo tipo de liderazgo más enfocado en las necesidades nacionales.

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La elección presidencial en Estados Unidos de noviembre de 2024, marcada por una fuerte polarización, presentó a un Donald Trump vencedor, cuyo discurso se centró en el bienestar de su país, lo que muchos catalogaron como populista, e incluso algunos calificaron de hiper-nacionalista. Promesas de campaña como la gestión de la inmigración y la mejora de la economía estadounidense ocuparon un lugar central en su agenda. 

Al asumir el cargo el 20 de enero, el mundo se encontró nuevamente con un estilo único de liderazgo, uno que se resume en el lema “promesa hecha, promesa cumplida”. Mientras algunos se escandalizan por sus políticas internacionales basadas en la presión para negociar, la realidad es que hasta el momento esta estrategia ha mostrado resultados. 

Desde niño, aprendí de mi padre —quien negociaba convenios internacionales en el sector privado— que uno debe buscar la conveniencia de la parte que representa. En las extensas conversaciones familiares, entendí que la clave es llegar a un acuerdo que beneficie a todas las partes. Al parecer, de un tiempo a esta fecha, había una parte que estaba siendo perjudicada de las relaciones internacionales. Pero, como en toda negociación, hay puntos en los que se cede y otros en los que se gana. La estrategia de Trump de aplicar tarifas arancelarias obliga a las contrapartes a sentarse a negociar. Curiosamente, estas negociaciones han sido rápidas, requiriendo sólo unas pocas horas para llegar a acuerdos. 

Lo que resulta interesante es que, hasta ahora, las demandas no parecen ser excesivas. De hecho, si México y Canadá han accedido a los términos establecidos por Washington, es probable que también les convenga hacerlo. 

El presidente Trump fue elegido, en parte, por prometer soluciones a los problemas cotidianos que enfrentan los ciudadanos estadounidenses: desde la inmigración ilegal y el narcotráfico, hasta la inflación y el tráfico de fentanilo. Estos temas, de gran relevancia para el habitante promedio, parecen haber superado en importancia a otras discusiones de índole valórica o social, como el uso de pronombres adecuados. 

Con menos de cuatro años por delante, se espera que este estilo poco convencional de liderazgo continúe. Si sigue siendo exitoso, podría sentar un precedente para los futuros presidentes, tanto en Estados Unidos como en otras naciones.  

El enfoque en los intereses de los ciudadanos que lo eligieron podría convertirse en una lección para líderes de todo el mundo, y no sería sorprendente ver a más votantes demandando un liderazgo similar, algo que ya está comenzando a ocurrir. 

En este escenario de cambio, vemos cómo el mercado ha tomado conciencia de que las políticas a veces son tomadas demasiado apocalípticamente. Un ejemplo de ello es el dólar en Chile, que previo a la investidura de Donald Trump como presidente N° 47 de EE. UU. iba sobre $1.015, y —cosa curiosa— en este momento estamos con una paridad más cercana a $970, con un cobre en 4.5.  

Estos son signos de que lo que se veía terrible por el mercado, basado en casi la totalidad de este, al final no resulta tan espeluznante. Esperemos que esto sea el punto de inflexión para un dólar más débil en Chile, algo más cercano al rango de $780-$820, visto la primera mitad de 2023.  

 

Gustavo Gallardo, CMT 

Subgerente de Sales and Trading Mesa de Dinero Fynsa