Noviembre 22, 2024 - 3 min

Trump 2.0: El retorno a la Casa Blanca, ¿un escenario inevitablemente perjudicial?

La sorpresiva victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos ha dejado a muchos preguntándose sobre sus consecuencias. ¿Será su segunda administración tan negativa como se teme? 

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Una elección sorpresiva. Así resultó el triunfo de Donald Trump en las presidenciales de Estados Unidos. Y es que muchas personas consideraban las encuestas como determinantes, mas no fue así en esta ocasión. Por el contrario, estuvimos quienes veíamos las probabilidades de apuestas que daban por ganador al exmandatario, en cerca de un 60%.  

La opinión mayoritaria es que este triunfo traerá consecuencias nefastas para las distintas economías, en especial la chilena. Sin desmerecer las múltiples razones para eso, es importante considerar alguna arista diferente que pueda hacer pensar completamente lo contrario, o al menos plantar la “duda razonable”, como dicen los abogados. 

Mucho se habla de mayor inflación, pero lo cierto es que, a finales de 2019, el costo por galón de gasolina estaba alrededor de 2.5, mientras que hoy supera los 4. En apariencia, esto es un legado de la pandemia y su consiguiente período inflacionario.  

En una reciente entrevista a mediados de año, el entonces candidato Donald Trump mencionaba que el oro negro que EE. UU. tenía, debía comercializarse. De materializarse lo anterior —probablemente a través del llamado fracking—, deberíamos ver una disminución del precio de este commodity y, a su vez, tener efecto de segunda vuelta desinflacionario en la economía, en alrededor de nueve meses a un año. Recordemos que fue precisamente durante la pandemia que EE. UU. se convirtió en importador neto. 

Otra promesa de campaña fue el bajar los impuestos. Muchos advierten que esto provocará una menor recaudación fiscal, lo que no siempre es así, ya que —en ciertos escenarios— el bajar impuestos hace aumentar la base de recaudación. Un ejemplo contrario de esto es la Reforma Tributaria que se llevó a cabo en la primera mitad de la década pasada en Chile, que terminó por generar una recaudación menor ante un aumento en la carga tributaria.  

Un tercer elemento es el factor geopolítico. Cuando el presidente Trump asumió en 2016, el mundo temía conflictos bélicos generalizados, con Estados Unidos siendo protagonista. La experiencia demostró completamente lo contrario. De hecho, y muy desgraciadamente, los enfrentamientos armados llegaron en este gobierno saliente. 

Con una reciente escalada sin precedentes en Europa, esperemos que el nuevo-antiguo presidente utilice su buena relación con Rusia para llegar a un tan esperado acuerdo de paz. Sin duda, ello traería alivio a los precios de los granos, ya que Ucrania es denominado el “granero del mundo”. Esto sería otro factor desinflacionario en el mundo. 

Si bien es cierto que la inflación ha cedido —y no tan sólo en EE. UU. —, aún estamos en niveles altos, que mantiene la tasa de la Reserva Federal (FED) en 4.5%-4.75%, lo que dista mucho del promedio de los últimos 15 años, cercana al 2%. Si consideramos que los efectos de la pandemia son transitorios, deberíamos ver converger más temprano que tarde a niveles cercanos a 2%. 

Al tener tasas más bajas en EE. UU., el apetito por riesgo debería aumentar en el resto del mundo, provocando que economías como la nuestra se beneficien de la inversión extranjera —muy necesaria por estos días—, donde el crecimiento económico, por decirlo muy menos, no es bueno. 

En términos de la llamada “guerra comercial”, las medidas anunciadas contra China podrían pegar de mala manera a la economía local, sobre todo siendo éste un socio comercial muy importante. Acá es clave destacar que el gobierno que llegue a La Moneda en 2026 —independiente de la vereda política— vea la oportunidad de estrechar lazos y componer el traspié que hayamos tenido con Washington, algo en lo que Argentina nos lleva la delantera. La capacidad de poder generar puntos de encuentro con la nueva administración podría ser medular al momento de mitigar el efecto de dichas medidas proteccionistas. 

Es quizás un vicio de mi formación el mirar las cosas con una perspectiva histórica y buscar patrones que se repitan. En ese sentido, considero importante tomar en cuenta que, en octubre 2016, Donald Trump es elegido sorpresivamente como presidente en Estados Unidos; en 2017, Sebastián Piñera (Q. E. P. D.) es electo en Chile; y en febrero de 2018, el dólar transó bajo los $590, su menor nivel desde 2014.  

Como último dato, hay que recordar que la última vez que vimos el dólar transando bajo los $700 fue en mayo 2021. No es tanto tiempo atrás, pero con un no despreciable 40% más bajo que los niveles actuales. 

Todo lo anterior no implica que necesariamente vaya a ocurrir de esa manera; sin embargo, a veces es necesario analizar los fenómenos desde un punto de vista diferente al consenso. Y es que, en ocasiones, lo que la mayoría piensa puede terminar siendo lo opuesto; algo así como las encuestas previas a las elecciones presidenciales en EE. UU.  

Quien sabe, quizás podríamos tener un tipo cambio bastante más bajo que lo niveles cercanos a máximos actuales. 

 

Gustavo Gallardo, CMT 

Subgerente de Sales and Trading Mesa de Dinero Fynsa