Café doble
Mayo 19, 2023 - 3 min

Un poco de paciencia

El Banco Central seguirá firme en su objetivo de apuntalar la inflación hacia su objetivo de 3% a dos años y mientras aquello no ocurra, no comenzará a reducir la tasa de política monetaria.

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Durante los últimos meses he tenido varios debates en la oficina respecto a la TPM. Discusiones de ideas, por supuesto, sobre que el actual nivel de la tasa estaría haciendo pedazos ciertos sectores de la economía y, dado esto, ya debería estar bajando o, a lo más, comenzar a hacerlo tan inmediatamente como la próxima reunión. A mí me toca ser el malo de la película, porque tengo que justificar que nada de eso debería pasar y que la tasa debería mantenerse en su actual nivel durante por lo menos un par de meses más. A esta altura, mis puntos de popularidad con el mundo real deben estar por el suelo.

Sin embargo, nuestra estimación de la TPM tiene poco que ver con mis sentimientos hacia el empresariado o a los deudores y mucho que ver con mi lectura sobre lo que está pensando (o no) el consejo del Banco Central. Siempre le digo a los clientes que todas las variables de nuestro escenario macro son estimadas dentro de nuestros modelos, menos una. La proyección de la tasa de política monetaria no tiene que ver con lo que “nosotros” haríamos y, más bien, con lo que estimamos que el Banco Central hará. Y eso hace una diferencia significativa en cómo entendemos nuestro rol de economistas de un grupo financiero y no de economistas de academia, hacedores u opinadores de política. Los precios se definen por lo que es, no por lo que creemos que debería ser.

De esta manera, una de las labores primordiales que desarrollamos es leer casi todo lo que en este sentido se publica desde el ente emisor. En lo reciente, aunque pareciera no haber sido tan importante, la última Reunión de Política Monetaria llevada a cabo el viernes pasado, a las 18.00 (amigos de la división de comunicaciones, ¿really?), entregó varias señales sobre lo que sería la estrategia de la política monetaria durante los próximos meses.

Los recientes datos de actividad y, sobre todo, de inflación, habían sido percibidos por el mercado como potentes señales de que el ciclo restrictivo podría estar llegando a su fin. Sin embargo, a pesar de que las cifras parecieran ir en esa dirección, aún es muy pronto para cantar victoria y/o para asegurar que el proceso de solución de desequilibrios macro está completamente confirmado. La reunión de junio (con IPoM) está a la vuelta de la esquina y, para ella, solo contaremos con la información adicional proveniente de las Cuentas Nacionales del 1T2023 (18 de mayo), el dato de Imacec de abril y el IPC de mayo. Si bien esperamos que las tendencias se vayan consolidando, esto aún no sería suficiente para el Consejo, el que insistió con el lenguaje expuesto en el IPoM vigente, que sugiere la posibilidad de recortes en la tasa de instancia desde el próximo septiembre. Es cierto que el corredor de política monetaria contempla recortes anteriores, pero esto requeriría que las cifras observadas hasta el momento hubiesen sido mucho más elocuentes respecto a la disminución de las presiones inflacionarias de lo que han sido hasta ahora.

Por lo tanto, nos guste o no, el Central seguirá firme en su objetivo de apuntalar la inflación hacia su objetivo de 3% a dos años y mientras aquello no ocurra, no comenzará a reducir la tasa. Esto no niega que aquella decisión sea perjudicial para varios sectores de la economía, pero estos contras no superan el aspecto negativo de no controlar a tiempo los precios y los efectos de largo plazo de esto sobre el bienestar de los hogares. De esta manera, como nos decían los Guns N’ Roses, un poco de paciencia.

Nathan Pincheira

Economista Jefe de Fynsa