Agosto 16, 2024 - 3 min

Visión y Estrategia Internacional

Nos podemos estar acercando al punto en que “los malos datos serán malos” para los activos de riesgo.

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Enfoque en diversificación y calidad

  • En los últimos meses, los datos económicos en EE. UU. han estado sorprendiendo, en general, a la baja y los consumidores están mostrando algunos signos de fatiga (por ejemplo, ventas minoristas, confianza del consumidor, automóviles y morosidad de tarjetas de crédito), pero con una inflación por encima del objetivo de la Reserva Federal (FED) y una economía que no está en crisis, la lógica de que “los malos datos económicos son buenos datos para el mercado”, nos parece bastante cuestionable.
  • Más bien, nos podemos estar acercando al punto en que “los malos datos serán malos” para los activos de riesgo, con una economía potencialmente debilitada, mientras que la inflación podría mantenerse estable y por encima del objetivo de la FED. Incluso, si esta recortara las tasas, la tasa a largo plazo (tasa de descuento que se utiliza para los activos de riesgo) no necesita bajar al mismo ritmo, dada la restricción de la liquidez y las primas por plazo potencialmente más altas.
  • Por lo tanto, existe el riesgo de que en los próximos trimestres se produzca una situación opuesta a la expectativa optimista: el crecimiento se desacelera, la inflación se mantiene firme y las tasas a largo plazo no bajan bruscamente (riesgo de estanflación).
  • Seguimos pensando que se mantendrá la volatilidad en la parte larga de la curva de tasas, en medio de mayores presiones fiscales y alta volatilidad inflacionaria que no justifican —a esta altura— primas por plazo negativas. Por lo tanto, mantenemos una estrategia de RF con duración más neutral (en torno a 4 años), hasta tener mayor evidencia de convergencia de la inflación y una política monetaria y fiscal “más amigable”.
  • Hacia adelante, mantenemos nuestra convicción de que este año y más de cara a 2025 debería ser positivo para la renta fija, con riesgos más acotados de tasas de interés y niveles de tasas iniciales históricamente atractivos. El enfoque en mejorar la calidad debería permitir a los inversionistas construir carteras resilientes sin renunciar al potencial alcista.
  • Con una inflación que tiende a la baja, y con riesgos mucho más equilibrados o incluso inclinados hacia las preocupaciones sobre una desaceleración económica más significativa, creemos que los bonos comenzaran a exhibir más de sus características defensivas (cobertura).
  • En renta variable, el rendimiento descomunal de las acciones de mayor capitalización está enmascarando la debilidad en otras áreas del mercado. El pronto inicio de recortes por parte de la Reserva Federal y un creciente escepticismo sobre el boom de la Inteligencia Artificial y los altos gastos de capital de estas grandes tecnológicas en IA, ha derivado en cierta rotación sectorial, desde gran tecnología hacia sectores más sensibles a tasas de interés.
  • Los resultados corporativos del 2T24 han superado las estimaciones. Sin embargo, a pesar de haber registrado un crecimiento interanual de las ganancias por acción (EPS) del 26 % este trimestre, las acciones de Mag-7 no han logrado inspirar confianza a los inversores, ya que los precios de todas las acciones, salvo Meta, cayeron un 8 % en promedio en los 3 días posteriores a la presentación de informes.
  • La proporción de empresas que superan las estimaciones de ventas en EE. UU. ha disminuido significativamente, lo que —a su vez— podría afectar los márgenes en el segundo semestre.
  • Mantenemos un enfoque en diversificación y calidad y una estrategia global más equilibrada para hacer frente a la alta concentración del mercado americano y valorizaciones poco atractivas que deberían acotar el upside potencial en los próximos trimestres.
  • El desmantelamiento del carry trade en yenes, debido al aumento de tasas del Bank of Japan (BOJ), ha generado volatilidad en los mercados financieros globales. Cuántos de los efectos que hemos visto en los mercados y potenciales impactos sobre la estabilidad financiera puedan extenderse en el tiempo, dependerá —por cierto— de las decisiones de política monetaria que pueda tomar no sólo el BOJ, sino que la propia Reserva Federal. Dicho esto, todo indica que las cosas se irían inclinando porque el BOJ se abstenga de nuevas alzas de tasas, toda vez que lo más probable es que la FED comience a recortar las tasas a partir de septiembre y eso podría ejercer presión adicional sobre los diferenciales de tasas con Japón.
  • Si las cosas empeoran, se pueden tomar algún tipo de medidas cuantitativas —coordinada por la propia FED— que ayuden a evitar que los inversores japoneses y otros que han huido de los carry trade en yenes tengan que vender activos.

Para más información, consulte el informe adjunto.

Humberto Mora

Subgerente de Inversiones Finanzas y Negocios Corredora de Bolsa