Noviembre 3, 2023 - 3 min

Deuda Distressed: “equity-like returns – debt-like risk”

Creemos que se abre un espacio para la Deuda Distressed, donde mientras menor liquidez encontremos en el mercado, mayor es la presión que pueden ejercer estos managers sobre el precio de compra de un activo.

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Bajo el contexto actual del mercado, caracterizado por la intensa lucha contra la inflación, las condiciones financieras se han vuelto más restrictivas, se ha retirado una cantidad significativa de liquidez de los mercados y el acceso al crédito y a la refinanciación de deuda se ha vuelto más difícil y costoso para las empresas. Esto mismo ha afectado a los fondos de Private Equity, que venían siendo el caballito de batalla en esta clase de activos. 

Hoy vemos que el costo de la deuda para financiar las adquisiciones se ha vuelto un ancla importante para el desempeño de estos fondos, tanto así que una compra de una empresa que se haga apalancada 1 a 1, solo por el costo de la deuda su retorno esperado cae desde 16% a 11%. A lo anterior se suma la dificultad de encontrar financiamiento para deals, o bien encontrar empresas con valorizaciones menos exigentes. 

Una mirada en detalle al dry powder acumulado en esta clase de activo, y el aumento de este en los últimos 12 meses, sugiere la dificultad de los managers para encontrar deals. Hemos visto cómo se secó el mercado de IPO´s, SPACS y M&A´s en los últimos 24 meses, lo que a futuro se podría traducir en un underallocation dentro de los portafolios que quedaron invertidos en estos vintages. Todos estos antecedentes apuntan a que este vintage debería entregarnos resultados anualizados menores a lo que estamos acostumbrados, más cercano a 10 – 15%.

Es aquí donde creemos que se abre un espacio para la Deuda Distressed, donde mientras menor liquidez encontremos en el mercado, mayor es la presión que pueden ejercer estos managers sobre el precio de compra de un activo. Generalmente estos procesos de negociación son complejos, con pocos actores y mercados poco profundos, lo que hace que la situación se amplifique a favor del manager, mejorando la relación riesgo-retorno de la estrategia. 

Otro factor que intensifica esta situación es la inminente “maturity wall”, la cual actuará como un desencadenante para el nuevo ciclo de inversión. Se estima que en 2025 vencerán alrededor de 351 mil millones de dólares en bonos de alto rendimiento (HY) y préstamos apalancados (leveraged loans) en EE.UU., diez veces más que los 35 mil millones de dólares de este año. Además, el porcentaje de vencimientos próximos de prestatarios que, en general, tienen más dificultades para refinanciarse, es decir, aquellos calificados como “B” o menos, también se disparará. Algunos de estos prestatarios con problemas podrían tener modelos de negocio sostenibles, pero padecen de estructuras de capital inestables.

Es importante destacar que, a diferencia de lo que ocurre en mercados “sanos”, los precios de adquisición de la deuda de empresas se encuentran alrededor de 65 vs 80 bajo el par, respectivamente. Lo anterior permite adquirir activos con un “colchón” de valorización y un upside potencial mayor.

Por último, desde que la FED empezó con su programa de alzas de tasas y con la retórica de “tasas más altas por más tiempo”, hemos observado cómo han aumentado los anuncios de bancarrota o “Chapter 11” en EE.UU. de empresas que no han logrado navegar este nuevo escenario, lo que genera un dealflow bastante amplio para mirar y ser selectivo.

Por todos los factores mencionados y considerando el contexto actual de mercado, podemos esperar retornos entre 15 – 20% netos para el inversionista en este tipo de estrategia.

 

Felipe de Solminihac 

Analista de Inversiones