En momentos donde las coyunturas económicas forjan el destino de las inversiones, el consenso actúa como una brújula indispensable para inversores y analistas. Actualmente, esta brújula parece señalar hacia una estabilización de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal, lo cual indica que hemos llegado al peak de este ciclo de alzas. Esta situación nos ofrece una oportunidad para capitalizar las tasas disponibles en el mercado antes de que se produzcan cambios adicionales.

La inflación, antes un fantasma acechando el crecimiento sostenido de las economías con una virulencia inesperada, muestra signos de desaceleración. Este fenómeno sugiere que el riesgo de duración —la posibilidad de una pérdida de capital ante un incremento de las tasas— parece ahora más acotado. Si bien los sobresaltos son una constante en la economía, la política monetaria actual parece tener la fortaleza necesaria para amortiguar las fluctuaciones de las tasas en el futuro cercano.

A pesar de ello, el riesgo de crédito aún requiere de una consideración detallada. Las proyecciones de un crecimiento económico solo moderado, junto a una incertidumbre palpable en los resultados corporativos, aconsejan una postura de prudencia. Con las tasas de interés libres de riesgo alcanzando máximos que no se veían en los últimos quince años, es prudente evitar la exposición a empresas con baja calificación crediticia y optar por una cartera diversificada de bonos Investment Grade y títulos del Tesoro de EE.UU.

En la arena de la inversión en renta fija, se observa que la inversión directa en bonos corporativos exige un seguimiento constante y una inversión significativa para conseguir una diversificación apropiada. Por su parte, los fondos mutuos solucionan el problema de la diversificación, pero añaden la complejidad del flujo de capital constante, lo que puede afectar el rendimiento debido a la reinversión de los vencimientos.

Dentro de este marco, los fondos o ETFs con vencimientos fijos surgen como una opción convincente para aquellos inversores en busca de rendimientos predecibles y estables a lo largo del tiempo. Estos instrumentos imitan el comportamiento de una cartera de bonos con vencimientos específicos, culminando con su liquidación al alcanzar la fecha de vencimiento, eliminando así el riesgo asociado con la reinversión y asegurando un retorno fijo.

Los fondos o ETFs con vencimientos fijos proporcionan numerosas ventajas. Permiten el acceso a un abanico extenso de emisores y sectores mediante una única operación, lo que minimiza los costos y maximiza la eficiencia. Ofrecen transparencia y liquidez similar al de los bonos individuales al cotizar en bolsa, facilitando su compra o venta. Además, presentan una mayor flexibilidad, permitiendo a los inversores seleccionar entre distintos plazos y niveles de riesgo de acuerdo con sus necesidades y objetivos financieros.

Los iBonds de iShares son representativos de esta solución, constituyéndose como la opción más eficiente en términos de costos para alcanzar el objetivo de asegurar tasas. Estos ofrecen la posibilidad de invertir de manera diversificada en un conjunto de bonos IG americanos con vencimiento definido, manteniendo características similares a los bonos directos y con la opción adicional de invertir a través de vehículos UCITS, lo que potencialmente mejoran el retorno gracias a los beneficios tributarios según la jurisdicción del inversionista.

En resumen, en el escenario actual donde las tasas parecen estabilizarse, los fondos o ETFs con vencimientos fijos se perfilan como una herramienta invaluable para capitalizar las oportunidades del mercado de renta fija. Reúnen, por un lado, la solidez y el rendimiento de los bonos, y por el otro, la diversificación y liquidez de los fondos mutuos, emergiendo así como una opción destacada para inversores calificados en busca de ingresos regulares y previsibles.

Equipo Family Office