Café Doble
Diciembre 9, 2022 - 2 min

Era prematuro

Los datos se encargaron de demostrarnos que la inflación está lejos de dejar de ser un problema.

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Después de una sorpresa importante en octubre, las expectativas inflacionarias habían retrocedido de manera importante. Después de mucho tiempo los precios no aumentaban lo que se esperaba, algunos productos daban un respiro y, quizás con más ganas que nada, se veía una salida a este problema que no observábamos en décadas. Si bien daba para ilusionarse, nuestra mirada y análisis nos llamaba a estar cautos, a no olvidar el contexto en que esto estaba sucediendo y, sobre todo, a no olvidar la persistencia que la evolución de los precios venía mostrando desde hace meses.

Así, conocimos el IPC de noviembre, el que aumentó 1,0% m/m, por sobre lo que esperaba el mercado (0,4% m/m) y nosotros (0,6% m/m). Con esto, el indicador acumuló un alza de 12,5% durante el año y una variación de 13,3% en doce meses, aumentando después de dos caídas consecutivas.

Para hacer la historia corta, los datos se encargaron de demostrarnos que la inflación está lejos de dejar de ser un problema, como una parte del mercado pensó luego de la sorpresa bajista del mes pasado (carro al que nunca nos subimos), independiente de que, en esta oportunidad, la influencia haya provenido principalmente de los bienes no volátiles y del componente volátil. Destacamos esto último dado, en el comunicado de la reunión de política monetaria, el Central destacó que la sorpresa bajista de octubre había estado incidida por una baja en los bienes subyacentes. Si bien teníamos un sesgo más inflacionario que el mercado, algo que realmente nos sorprendió fue el índice de difusión, el que alcanzó un 71%, marcando un nuevo máximo histórico. A diferencia del récord anterior, esto se da en un mes que suele tener índices de difusión bajos.

Haciendo doble click a las divisiones, nos sigue preocupando lo que ocurre con los alimentos. Incluso considerando variaciones importantes para el mes, nos quedamos cortos en carnes, lácteos y frutas. Así, esta división sigue siendo, por lejos, la que más incide en la inflación anual. Si le sumamos lo que hemos podido tomar de precios para diciembre, la situación no se ve muy alentadora, lo que aumenta el riesgo de que aparezcan soluciones poco ortodoxas para “combatirlos”.

Es así como para diciembre estimamos un aumento mensual de los precios de 0,5%, superior a nuestra proyección previa, a la que incluso le incluimos un sesgo al alza considerando ciertos riesgos que podrían materializarse a medida que avance el mes, especialmente ligados al paro de camioneros y ciertos supuestos que hemos realizado para los combustibles. Así, la inflación cerraría 2022 en 12,9%. Hacia 2023 veríamos una disminución de las presiones, pero con múltiples riesgos asociados tanto a el componente volátil como a la persistencia y ajustes tarifarios. Mantenemos nuestra proyección para fin del próximo año en 4,7% a/a.

 

Nathan Pincheira

Economista Jefe de Fynsa