Café Doble
Diciembre 1, 2022 - 2 min

Lo bueno, lo malo y lo feo

Sin promover políticas que fomenten la inversión, que permitan un crecimiento económico sostenible hacia adelante, difícilmente veremos un cambio en la ralentización del empleo.

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Los recientes datos de empleo locales incorporan información bastante interesante. Sabemos que el mercado laboral ha venido debilitándose durante el último tiempo, lo que ha incidido en el consumo, pero monitorear la velocidad a la que lo sigue haciendo y al nivel que llegará son una preocupación de primer orden para proyectar lo que ocurrirá con la actividad hacia 2023. Es así que hemos querido resumir nuestras lecturas de una manera muy original y que nunca se ha hecho antes: lo bueno, lo malo y lo feo.

Lo bueno: La tasa de desocupación se mantuvo en 8,0%, después de venir empeorando sistemáticamente durante los últimos meses. De hecho, a dos decimales, disminuyó. Lo anterior, resultado de la creación de 26 mil nuevos puestos de trabajo (0,3% m/m), lo que superó el aumento de la fuerza laboral de 21 mil personas (0,2% m/m). Por categoría, el incremento de los ocupados provino principalmente de los asalariados privados (0,3% m/m), seguido del empleo por cuenta propia (0,8% m/m), lo que fue compensado parcialmente por una caída de los asalariados públicos (-0,3% m/m).

Lo malo: el trimestre móvil terminado en octubre es, históricamente, uno que cuenta con estacionalidad positiva. Esto quiere decir que, por distintas razones que se repiten a lo largo de los años (piense en la Navidad y el comercio, o la cosecha y la agricultura), este mes suele crear más empleo que el resto. Sin embargo, esto no ocurrió, causando que la tasa de desempleo desestacionalizada aumentara de 7,7% a 7,9%. Esta débil creación de nuevas plazas nos ha llevado a tener un déficit de más de 400 mil posiciones (440 mil, para ser exactos) respecto a lo que debiéramos tener si es que hubiésemos recuperado todos los puestos perdidos en el periodo post estallido social y pandemia.

Lo feo: las cifras en general muestran un mercado laboral que continúa ralentizándose, más allá de lo que algunas autoridades quieran expresar. No solamente al mirar estos números, sino agregándolos con lo que ocurre con las remuneraciones o con las publicaciones de avisos laborales, los que continúan disminuyendo. Es decir, no sólo se crean menos empleos, sino que los disponibles son pretendidos cada vez por más candidatos, cuyo efecto en salarios es evidente. Además, ciertos sectores muestran más debilidad que otros, especialmente aquellos que emplean mano de obra de menor calificación, como, por ejemplo, la construcción.

El mercado laboral es uno de particular importancia en economía, por sus efectos directos sobre los ingresos y bienestar de la mayoría de las familias. Aquello es especialmente cierto en Chile, en el que la gran mayoría solo cuenta con su trabajo como fuente de ingresos. Sin promover políticas que fomenten la inversión, que permitan un crecimiento económico sostenible hacia adelante, difícilmente veremos un cambio en esta tendencia.

 

Nathan Pincheira

Economista Jefe de Fynsa