Julio 7, 2023 - 2 min

Ni el mejor ni el peor

Lo que nos muestran las cifras es que la economía chilena se encuentra estancada.

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¿Recuerdan que hace un tiempo hablábamos sobre el debate que existía en torno a las cifras de actividad? En esa oportunidad, revisábamos que, mientras las cifras interanuales eran negativas, aquellas de velocidad mostraban un comportamiento positivo, lo que era utilizado como argumento para estimar que lo peor había pasado. Sin embargo, nuestro análisis difería en algo, especialmente por factores estadísticos que ensuciaban los números.

Con la publicación del Imacec de mayo, las cosas empiezan a decantar. La caída interanual de 2,0% se transformó en la peor del año (hasta el momento), manifestando que la debilidad de la actividad es algo completamente vigente. Es cierto, parte importante del mal dato del mes tiene que ver con el volátil comportamiento de la minería, pero mirando la serie del Imacec no minero, la cosa no mejora mucho.

Al observar la velocidad de crecimiento, nos damos cuenta de que nuestra estimación previa era cierta: en mayo (o a más tardar, junio), este indicador dejaría de ser positivo. La explicación es la misma que lo hizo llegar a casi 3% t/t anualizado: la extremadamente positiva cifra de enero. Cuando este mes era parte del mes móvil en análisis, todo era maravilloso; sin embargo, al transformarse ahora en base de comparación, la cosa cambió radicalmente. El -0,6% t/t ahora no sirve mucho para justificar una recuperación, más aún cuando la variación interanual, la mensual desestacionalizada y la velocidad de crecimiento son todas negativas.

Sin embargo, para ser justos, no creemos que hace 3 meses estuviéramos recuperando tanto como ahora no creemos que estemos empeorando más. No somos mejores ni peores, pero estamos estancados. Es posible que el dato de junio pueda ser aún peor que el de mayo, y esto tampoco significará necesariamente un empeoramiento subyacente. El tema acá es que cuesta encontrar historias que permitan recomponer esta situación. El inminente comienzo del ciclo de bajas de tasas por parte del Central podría utilizarse como tal, pero la política monetaria actúa con rezago y es difícil basarse en aquello para pintar un segundo semestre mejor.

Con todo, creemos que las expectativas seguirán moviéndose en la parte negativa del rango para el crecimiento 2023, el que en nuestro escenario es -0,5%. Ahora, para 2024, tampoco vemos muchos determinantes más allá de políticas contracíclicas y beneficios de la base de comparación, lo que nos llevaría a un incremento del PIB de sólo 1,8%

Nathan Pincheira

Economista Jefe de Fynsa