El mercado ha mostrado un mayor optimismo en los últimos meses. Estados Unidos presentaba buenos resultados económicos, la inflación parecía estar bajo control y el mercado laboral finalmente moderaba su comportamiento, que mes a mes superaba las expectativas de los operadores financieros, generando consecuencias negativas para el mercado.
Este optimismo se reflejó en las expectativas de un recorte de tasas por parte de la Reserva Federal (FED), con una probabilidad del 65.8% de que este sería de 50 puntos básicos (bps). Aunque la balanza no estaba completamente inclinada hacia un lado, la FED decidió “sorprender”, aplicando una rebaja de 50 bps y situando la tasa en un rango de 5.00% – 5.25%.
A partir de ese momento, la percepción de riesgo en el mercado fue incrementando gradualmente. El Treasury a 10 años alcanzó un 3.84% (+18 bps) el 3 de octubre de 2024, justo un día antes del dato del “US Nonfarm Payrolls”.
El informe de empleo demostró que el mercado laboral sigue evidenciando su fortaleza: tanto los datos de septiembre como la revisión de julio superaron las expectativas. La tasa del Treasury a 10 años subió 12.5 bps en un solo día, y desde entonces, el mercado ha ido ajustándose, aumentando cerca de 10 bps durante la semana. En resumen, la tasa base ha subido aproximadamente 42.5 bps desde la reunión de la FED en septiembre.
Tras estas fluctuaciones, nadie espera que la FED sea tan audaz como para volver a reducir la tasa en 50 bps. Cualquier movimiento fuera de lo que el mercado estima aumentará el sentimiento de riesgo actual. Por lo mismo, para la próxima reunión se prevé una reducción de 25 bps, con una probabilidad del 80.2%.
El panorama económico de Estados Unidos, junto con el internacional, influido por la intensificación de la guerra, son factores que —a mi parecer— llevarán a la Reserva Federal a frenar parcialmente los recortes de tasas. Sin embargo, queda por analizar el dato de inflación de septiembre, que se publicó este 10 de octubre. Se espera un 0.1% m/m y un 0.2% en el subyacente. Un dato por encima de lo previsto impulsaría un aumento en las bases y podría incentivar a mantener la tasa en el nivel actual.
La volatilidad del escenario de hoy dificulta la definición de estrategias y el “soft landing” que se había proyectado, podría desmoronarse con los próximos datos. Las estrategias que apostaron por una normalización económica podrían verse afectadas.
Tomar duración en este contexto parece arriesgado, lo que resulta irónico, considerando que en mi columna anterior (No es tarde para tomar duración | Fynsa) sugerí que había margen para salir de posiciones short-end y aventurarse en la parte belly y long de la curva, las cuales hoy se han visto más afectadas por la corrida de la base. De todas formas, sigo fiel a la estrategia planteada; más que mal, seguimos siendo data-dependiente, lo cual da pocas luces acerca de lo que sucederá.
La incertidumbre económica sigue pesando en las decisiones de los inversores y cualquier desajuste en las proyecciones del mercado podría generar una reacción adversa. La FED enfrenta el desafío de mantener el equilibrio entre el crecimiento y la inflación.
Los próximos datos, especialmente la inflación, serán clave para definir la dirección de las tasas y del mercado en general.