Siguiendo la costumbre, he querido resumir nuestras principales proyecciones para 2023, arriesgando a que, en doce meses, me pasen la cuenta.
Los activos locales ofrecen una atractiva relación riesgo-retorno.
El Central considerará otros factores además de la inflación para su política monetaria, como el déficit de cuenta corriente, las condiciones financieras y el comercio internacional.
El riesgo de reducir la TPM y luego tener que revertirlo por una mala lectura de la información es muchísimo más alto que dejarla en 11,25% por más tiempo del adecuado.
Es importante mencionar que no creemos que la inflación se haya acabado y que los riesgos de persistencia y de menor velocidad de normalización siguen presentes.
La pregunta importante que surge respecto a la política del Banco Central es hasta cuándo estará en pausa el ajuste monetario.
El resultado del plebiscito debería tener un impacto positivo en los mercados, bajo el supuesto de una menor incertidumbre y primas de riesgo en el futuro debido a la expectativa de una nueva constitución más moderada.
La economía chilena se encuentra en tal nivel de desajuste, que su actuar no puede ser el acostumbrado a este tipo de situaciones.
Por cuarta vez consecutiva el Banco Central realiza una modificación del sesgo del comunicado, repitiendo la situación de marzo y mayo: un sesgo que indicaba una pronta finalización del ciclo de alzas, para luego eliminar aquello y subir la tasa más de lo esperado
La variación interanual alcanzaría 12,7%, lamentablemente para aquellos que esperan que la inflación ceda un poco los próximos meses