Café doble
Enero 20, 2023 - 2 min

Guardar doce meses

Siguiendo la costumbre, he querido resumir nuestras principales proyecciones para 2023, arriesgando a que, en doce meses, me pasen la cuenta.

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Un clásico de estas fechas es empezar a proyectar el año que recién comienza. Se hace en todo ámbito: político, deportivo, social, romántico, etc. Por supuesto que lo económico no puede ser la excepción, aunque claramente las expectativas sobre su desempeño no han comenzado recién.

Dado esto, he querido resumir nuestras principales proyecciones para 2023, arriesgando a que, en doce meses, me pasen la cuenta.

En materia de crecimiento, no será un año positivo. La desaceleración que evidenció la actividad durante el 2022 no se notó con tanta fuerza en los números, con excepción de los últimos meses. Esta tendencia no cambiará, con la diferencia de que ahora las bases de comparación dejarán de ser benignas, lo que será particularmente cierto para el sector de servicios. De esta manera, con probablemente alguno que otro descolgado, la actividad mostrará números rojos posiblemente hasta el tercer trimestre. Con todo, respecto al año que recién terminó, el PIB caería en torno a un 1%.

La inflación fue el tema económico más importante para los chilenos durante el 2022, luego de muchos años de calma derivados de una sólida institucionalidad macroeconómica (y, por qué no decirlo, política). El hambre se juntó con las ganas de comer y la excesiva liquidez local junto con la violenta escalada de precios internacionales, depreciación cambiaria incluida, formó un cóctel tóxico para nuestra acostumbrada calma inflacionaria. El año cerró con un aumento del IPC de 12,8%, aunque algunas divisiones más sensibles para la población aumentaron muchísimo más (como los alimentos y el transporte)

Si bien es cierto que el alza de los precios debiese dar un respiro durante 2023, también es cierto que esto no será de la noche a la mañana. Varios elementos conspiran en contra de este objetivo, como la indexación, pero también algunas postergadas alzas tarifarias que, a esta altura, se están haciendo insostenibles. Adicionalmente, la dinámica de los alimentos no pareciera amainar y, junto con la evolución del combustible, seguirán siendo un riesgo latente que habrá que considerar. Con todo, esperamos que la variación a diciembre de este año esté más o menos en 4,7%.

Finalmente, y relacionado con lo anterior, las tasas se mantendrán elevadas hasta que haya evidencia más que suficiente para no tirar por la borda un trabajo que ha costado sangre, sudor y lágrimas al Central, el que ha llevado la TPM hasta 11,25%. Según nuestras estimaciones, con esto el Ente Emisor ha llevado a cabo la política monetaria más restrictiva desde la vuelta a la democracia, crisis subprime incluida.

Considerando los numerosos riesgos que levantamos en el párrafo anterior, pareciera más razonable seguir una estrategia de “pagar por ver”, aunque ello signifique reaccionar tarde a una desaceleración más fuerte que se evidencie más rápido en los precios locales. No todo el mercado comparte nuestro diagnóstico, con un consenso que espera que los recortes comiencen durante el segundo trimestre. Por nuestra parte, creemos que dicho proceso recién iniciará durante junio o julio, para terminar en diciembre en torno al 8%.

Guarde esta columna doce meses, a ver cómo nos va.

 

Nathan Pincheira

Economista Jefe de Fynsa