Café doble
Octubre 28, 2022 - 2 min

La siguiente pregunta

La pregunta importante que surge respecto a la política del Banco Central es hasta cuándo estará en pausa el ajuste monetario.

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Después de continuas alzas de la tasa de interés, cada uno más agresivo que el anterior, con falsas expectativas de que ahora sí desaceleraría el ritmo de aumentos y un montón de otras sorpresas en ese sentido, el Banco Central habría puesto pausa a este ciclo de incrementos continuos que comenzó a mediados del año pasado. Así, la tasa pasó de 0,5% hasta 11,25%, o sea, desde una política monetaria tremendamente expansiva a probablemente la más contractiva que hemos visto desde el regreso a la democracia.

Indudablemente, la pregunta que inmediatamente nos viene a la cabeza es por qué decidió ponerle fin al proceso en este momento. Con la publicación de las minutas de aquella reunión podemos escarbar un poco más en las razones que acompañaron esta decisión.

En primer lugar, si bien la inflación mensual seguía siendo alta y los registros interanuales habían superado los proyectados en el último IPoM, también es cierto que éstos comenzaban a retroceder y las perspectivas para los elementos más volátiles por lo pronto no parecían mostrar los incrementos de los meses anteriores. De hecho, en algunos casos, estos precios empezaban a evidenciar retrocesos, principalmente en el caso de algunos alimentos. Adicionalmente, ciertos indicadores de costos, como los fletes marítimos o incluso el tipo de cambio seguían cayendo o, en el caso de la paridad, ya no era influenciado por debilidad interna, sino más bien por una fortaleza global del dólar, lo que significaba traspasos a precio muy distintos.

En segundo lugar, a pesar del mejor comportamiento del sector servicios en lo reciente, en general la actividad continuaba exhibiendo debilidad, lo que debería continuar hacia adelante. Indicadores sectoriales ratificaban esta visión, lo que era concordante con la caída de las proyecciones privadas. La economía internacional, en tanto, también confirmaba debilidad, en un contexto de alta inflación, menor impulso desde la política monetaria y riesgos geopolíticos relevantes. 

En tercer lugar, el sector financiero también confirmaba esta menor expansividad, con retrocesos en los indicadores de crédito, mayor dificultad para acceder a ellos, aumento de las tasas de mercado y caídas de la renta variable. A pesar de los escépticos, la economía sí está haciendo el ajuste concordante con los objetivos del Banco Central, lo que, tarde o temprano, tendría impacto en la inflación.

Esta idea de que la política monetaria contractiva reduce los precios, aunque pareciera medio obvia, es lo que ha fundamentado nuestra posición menos inflacionaria que el mercado en los plazos superiores a un año y, por lo mismo, por una TPM más baja que la que está implícita en los activos financieros para ese mismo horizonte. Con aquello en mente, el Consejo decidió ponerle fin al ajuste monetario (o, por lo menos pausa con la información disponible hasta ahora) y la pregunta importante que surge es hasta cuándo. ¿Será una pausa corta, con un ciclo de bajas que comenzará una vez iniciado 2023, o una algo más larga que necesitará información de sus alcances por lo menos por dos trimestres más?

Nuestra visión se inclina por la segunda opción, ya que en el caso de que los indicadores empiecen a mostrar inequívocamente que los precios comenzaron a normalizarse, se podría optar por ajustes más agresivos versus el riesgo de comenzar antes y luego tener que recular. Lo importante es que, ahora, tenemos que enfocarnos en la siguiente pregunta.

 

Nathan Pincheira

Economista Jefe de Fynsa